¿Está Estados Unidos preparado que una mujer sea la nueva inquilina de la Casa Blanca?
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La vicepresidenta Kama Harris, candidata demócrata, podría convertirse en la próxima presidenta de Estados Unidos. Actualmente, la actitud de los votantes estadounidenses con respecto a las mujeres políticas es completamente distinta a la que tenían hace una década
Esta pregunta la responden Angela L. Bos, quien es decana y profesora, Escuela de Servicio Público, Universidad Estatal de Boise, Universidad Estatal de Boise, Daphne Joanna van der Pas, quien profesora adjunta de Ciencias Políticas, Universidad de Ámsterdam y Loes Aaldering, quien es profesora asociada de Política Comparada, Vrije Universiteit Amsterdam en su artículo “Is America ready for a woman president? Voters’ attitudes to women politicians are radically different from a decade ago”, publicado en The Conversation.
El próximo 5 de noviembre, en 8 días, los estadounidenses están convocados para asistir a las urnas para emitir su voto. Si los votantes deciden elegir a Kamala Harris, una mujer negra, asiático-estadounidense, como su presidenta, “sería histórico en múltiples niveles. Esto es ahora una posibilidad real debido a la evolución positiva de los estereotipos de los votantes sobre las mujeres políticas”, precisan Bos, van der Pas, y Aaldering.
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Bos, van der Pas, y Aaldering, señalan que en mucho tiempo los estereotipos han dificultado a las candidatas, debido a que las muestran “como emocionales, débiles y sensibles”. Sin embargo, ahora una investigación en ciencias políticas que las autoras del artículo realizaron revela que los votantes en Estados Unidos perciben cada más a las mujeres líderes como un “sinónimo de liderazgo político, y como más efectivas que los políticos hombres”.
En su opinión, esta metamorfosis muestra un cambio más grande “en lo que los votantes esperan de los líderes políticos”. Por lo que actualmente es más posible que perciban a una “candidata mujer como una “mejor opción” para un cargo público”. Esta modificación en cuanto a su manera de cómo piensan sobre las mujeres, “podría ayudar a allanar el camino para que Harris rompa el techo de cristal más alto en la política estadounidense. El clásico doble vínculo”.
En este sentido, explican Bos, van der Pas, y Aaldering, los estereotipos en cuanto al género “son las suposiciones y expectativas que las personas tienen sobre los hombres y las mujeres”, que comúnmente se convierten en un “obstáculo para las mujeres líderes, incluso en la política”.
¿CÓMO AFECTAN LOS ESTEREOTIPOS A LAS MUJERES EN LA POLÍTICA?
Las autoras de este artículo señalan que entre las muchas trabas para que una mujer logre convertirse en presidenta en los Estados Unidos están “los estereotipos de género de los votantes”. Es es debido a que por lo general, se tiene la idea de que los hombres “tienen rasgos masculinos, como la ambición y la competitividad, mientras que las mujeres tienen rasgos femeninos, como la calidez y la compasión”. por lo que, explican Bos, van der Pas, y Aaldering, “al aplicar estereotipos de género a los políticos, los votantes terminan teniendo expectativas muy diferentes para los candidatos hombres y mujeres”.
Desde esta perspectiva o manera de estereotipar a las mujeres pone sobre la mesa “un dilema clásico para las mujeres líderes”; ya que si “se comportan como líderes y actúan de manera dominante y asertiva, violan las expectativas de feminidad”. Sin embargo, por otra parte, “si se comportan de manera estereotipada, no se las considera líderes fuertes”.
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Bos, van der Pas, y Aaldering, afirman que este “dilema se extiende a la política”; las autoras continúan explicando que “durante mucho tiempo se ha dicho que los estereotipos de los hombres políticos, pero no de las mujeres políticas, se alineaban con las cualidades de liderazgo que los votantes desean en los líderes políticos. Estos rasgos incluyen competencia, liderazgo fuerte, empatía e integridad”.
Las autoras hacen referencia a un estudio realizado en 2011 en el que se precisa que los estereotipos hacia las mujeres políticas no tenían “claridad”, es decir, “que la gente no tenía expectativas claras”. En consecuencia, “los votantes tampoco veían a las mujeres políticas en sintonía con esas mismas cuatro cualidades de liderazgo que buscan los votantes”.
No obstante en 2021, destacadas líderes políticas estadounidenses tales como Hillary Clinton, Nikki Haley y Nancy Pelosi lograron transformar el futuro para las mujeres que buscaban un cargo público “al moldear y consolidar las expectativas públicas”.
ACTUALMENTE HAY MÁS MUJERES POLÍTICAS QUE ESTÁN EN EL CENTRO DE ATENCIÓN
Actualmente hay más mujeres que han asumido roles de liderazgo político en los Estados Unidos, durante la última década a diferencia que en décadas anteriores. Siendo así que el número de mujeres en el Congreso registró un incremento de 90 a 145 en el 111º Congreso, que se conformó de 2009 a 2011, y el 117º Congreso, que se formó de 2021 a 2023, detallan Bos, van der Pas, y Aaldering.
Siendo así que políticas consideradas con un “alto perfil como las demócratas Pelosi y Clinton, así como Liz Cheney, una republicana”, han conseguido acaparar la atención tanto de los medios de comunicación como del electorado.
“Los estereotipos de género sobre las mujeres políticas evolucionaron de ser ambiguos a convertirse en algo bien definido y positivo a medida que los votantes se familiarizaron más con ellos. Esto ha creado un panorama político para Harris hoy que es notablemente diferente al de principios de la década de 2010”, según Bos, van der Pas, y Aaldering.
Somos politólogas, señalan las autoras, y nuestra investigación analiza “cómo los estereotipos de género afectan la subrepresentación política de las mujeres”. En 2021, llevamos acabo un estudio en que estudiamos, explican Bos, van der Pas, y Aaldering, “cómo habían evolucionado los estereotipos de género de los votantes sobre las políticas durante la década anterior”. Siendo estas las tres lecciones principales:
1. LOS ESTEREOTIPOS SOBRE LAS MUJERES POLÍTICAS SON CADA VEZ MÁS POSITIVOS
Bos, van der Pas, y Aaldering, precisan que hace una década, las personas no estaba de acuerdo en relación con “los rasgos que definían a las mujeres políticas”. Mientras que algunas personas “las describían como duras, otras pensaban que eran débiles”. De la misma manera, “algunas las describían como racionales, mientras que otras las veían como incapaces de separar los sentimientos de las ideas”. De esta forma, indican las autoras, “no había rasgos en los que grandes grupos de personas estuvieran de acuerdo para describir a las mujeres políticas”.
“Pero nuestro estudio muestra que ahora los votantes tienen estereotipos claros y positivos sobre ellas”, afirman.
Cuando se les cuestionó a las personas que participaron en la investigación de Bos, van der Pas, y Aaldering, sobre lo que opinaban sobre “los rasgos” que vinculan con “las mujeres políticas”, en su respuesta de los encuestados expresaron “rasgos positivos como inteligente, racional, analítica, ambiciosa y moral. Al mismo tiempo, las mujeres políticas son las menos asociadas con rasgos negativos como ser débiles y cobardes”.
2. LOS ESTEREOTIPOS SOBRE LOS HOMBRES POLÍTICOS HAN CAMBIADO Y SE HAN VUELTO MÁS NEGATIVOS Y DESCONFIADOS
En el pasado, los hombres políticos eran percibidos “como personas seguras de sí mismas, bien educadas, carismáticas y motivadas”, precisan Bos, van der Pas, y Aaldering, no obstante, actualmente esta apreciación hacia los políticos masculinos cambiado. “Nuestro estudio reveló que los estereotipos sobre los hombres políticos se volvieron mucho más negativos durante la década que estudiamos”, explican las autoras.
En este sentido, ahora “los hombres políticos son vistos más comúnmente como ávidos de poder, egoístas, manipuladores y egoístas. Se los asocia menos con rasgos como ser comprensivos o preocuparse por “gente como yo””. afirman Bos, van der Pas, y Aaldering.
“Esto indica que los votantes se han vuelto más negativos y desconfiados hacia los hombres políticos”, añaden.
3. LAS MUJERES POLÍTICAS GANARON TERRENO EN CUANTO A LAS PERCEPCIONES DE LIDERAZGO, SUPERANDO A LOS POLÍCOS MASCULINOS
Si bien anteriormente, los estereotipos hacia las mujeres políticas eran discrepantes con los estereotipos de liderazgo, la investigación realizada por Bos, van der Pas, y Aaldering descubrió que este incompatibilidad disminuyó. De hecho, apuntan las autoras, entre “2011 y 2021, las puntuaciones de las mujeres políticas aumentaron en los cuatro rasgos de liderazgo valorados por los votantes: competencia, liderazgo, empatía e integridad”.
Siendo así, que “los políticos hombres, en cambio, han perdido terreno en los cuatro rasgos de liderazgo”, acentúan.
Por lo que actualmente, las mujeres políticas aventajan a los hombres “en tres de los cuatro rasgos de liderazgo: competencia, empatía e integridad. Las expectativas de los políticos hombres con respecto al cuarto rasgo, el liderazgo fuerte, son ahora iguales a las de las políticas mujeres”, explican Bos, van der Pas, y Aaldering.
¿CÓMO PUEDE ESTE CAMBIO A KAMALA HARRIS?
No obstante a que los estereotipos de género fueron una barrera durante mucho tiempo, para las mujeres que buscaban acceder a cargos políticos, sin embargo,el que ahora existan más mujeres en puestos de liderazgo esenciales impulsó que se diera un “cambio positivo de estereotipos”.
En este sentido, si bien es cierto que “las mujeres líderes muy visibles como Pelosi y Clinton” estimula “tanto admiración como una intensa aversión”, pero al observarlas a ellas, así como a “muchos otros ejemplos a su paso ha familiarizado a los votantes con las mujeres que ostentan el poder en la política”, expresan Bos, van der Pas, y Aaldering.
De este modo, ahora es gracias a este cambio de percepción hacia las mujeres que hacen esfuerzos para acceder a un puesto político, es “más probable que los votantes consideren que las candidatas como Harris encajan en puestos de liderazgo como la presidencia”, afirman las autoras.
“Ante la creciente desconfianza en la política, y en los políticos hombres específicamente, las mujeres líderes políticas, vistas como agentes de cambio, pueden tener la oportunidad de restablecer la confianza en la política”, concluyen Bos, van der Pas, y Aaldering.
Con información de The Conversation.