Karamba Diaby desafía el racismo y busca la reelección en congreso alemán
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Diaby protagonizó una pequeña revolución en 2013 al convertirse en el primer legislador negro de origen africano, en representación de uno de los estados más castigados por la violencia xenófoba.
Karamba Diaby, el primer diputado negro de origen africano en el Parlamento alemán, busca renovar su mandato para el Partido Socialdemócrata (SPD) en las elecciones generales del 24 de septiembre, un objetivo en el que ha tenido que enfrentar el racismo flagrante.
"A todos los racistas: I AM NOT YOUR NEGRO! (No soy su negro)", escribió el político en su página de Facebook después de recibir innumerables insultos en la red.
Diaby protagonizó una pequeña revolución en 2013 al convertirse en el primer legislador negro de origen africano, en representación de uno de los estados más castigados por la violencia xenófoba.
"En la labor política no me he topado con enemistades", dice durante un acto de campaña sobre los debates con los otros diputados en Berlín.
El clima fuera del Parlamento es muy distinto. Diaby ha recibido mails cargados de odio por su origen y su oficina en el centro de Halle fue atacada a pedradas.
"El tono en las redes sociales se ha vuelto muy áspero. Desde que la (ultraderechista) AfD ha llegado a los Parlamentos regionales, tengo la impresión de que insultar y amenazar a la gente se ha vuelto un recurso legítimo", dijo en tono preocupado.
Con especial encono se ha ensañado con Diaby el Partido Nacionaldemocrático (NPD), de orientación neonazi, que lo ha llamado "mono negro" y "traidor".
"Ni el color de piel ni la procedencia deciden quién será diputado, sino los ciudadanos y las ciudadanas de este país (...)¡No dejaré que me intimiden y no cejaré en la lucha por la cohesión de esta sociedad!", prometió el parlamentario.
Diaby presentó una denuncia penal ante la justicia. Su portavoz contó a dpa que el congresista estaba horrorizado por el hecho de que la gente ya no ofendía de forma anónima sino revelando su verdadera identidad. Los ataques, al mismo tiempo, desataron una ola de solidaridad a la que se sumaron más de 130,000 personas.
Diaby, de 55 años, fue elegido en 2013 por el distrito de Halle, una ciudad del este alemán con poco más del siete por ciento de inmigrantes. Está ubicada en Sajonia-Anhalt, una de las regiones con el mayor número de ataques a refugiados, un total de 126 en 2016, según cifras del ministerio alemán del Interior.
Karamba Diaby nació en 1961 en Marsassoum, Senegal. Tras la temprana muerte de sus padres siguió sus estudios en Dakar. En 1985 obtuvo una plaza en la Facultad de Química de Halle y se mudó a la entonces Alemania comunista, donde vio caer el Muro de Berlín, se doctoró, se casó y tuvo dos hijos. En 2001 adoptó la ciudadanía alemana.
Fue concejal municipal de Halle y trabajó en el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de Sajonia-Anhalt. Hizo suya la bandera de la integración y presidió el Consejo Federal de Inmigrantes, una organización que defiende los derechos de cerca de diez millones de extranjeros en Alemania.
El político socialdemócrata ha vivido en carne propia los problemas de la convivencia de alemanes e inmigrantes en un estado en el que aumentan los ultraderechistas, según datos del servicio de inteligencia alemán. Hace unos años fue víctima de un ataque racista en un café de su ciudad.
Diaby no es el único político que enfrenta el creciente odio en las redes. En octubre de 2016, su correligionario Thomas Purwin renunció a la presidencia del SPD en la pequeña ciudad de Bocholt, en el oeste del país, después de ser inundado por mails con amenazas que incluyeron a su hija de dos años y a su compañera sentimental.
Uno de los correos tenía como remitente a un tal "adolf.hitler". Purwin atribuyó estos ataques a su labor de ayuda a los refugiados que llegaron de forma masiva al país en 2015 y 2016 fueron el detonante de tanto odio.
En toda Alemania, la política aperturista que permitió la llegada de más de un millón de solicitantes de asilo convirtió a muchos político en blanco de insultos y amenazas casi diarias por correo, mail y en las redes sociales.
Antes de Purwin tiró la toalla en 2015 el alcalde de Tröglitz, una localidad de 2.700 almas a 70 kilómetros de Halle, al ser amenazada su familia por xenófobos debido a su labor en pro de los refugiados.