Reinicia en el Vaticano juicio por fuga de papeles secretos

Internacional
/ 6 abril 2016

Hoy es el día de la verdad”, dijo una de las imputadas, la profesional de las relaciones públicas Francesca Immacolata Chaouqui.

Con la declaración de una de las principales acusadas reinició hoy el proceso judicial en los tribunales del Estado pontificio por el “vatileaks 2”, el escándalo por la filtración de documentos secretos sobre la reforma a las estructuras financieras de la Santa Sede.

“Yo estoy aquí por la verdad y por el santo padre. Hoy es el día de la verdad”, dijo una de las imputadas, la profesional de las relaciones públicas Francesca Immacolata Chaouqui, antes de ingresar al Vaticano para prestar su declaración.

A los periodistas que la esperaban, les aseguró que su voluntad es estar presente en el juicio pese a sus casi ocho meses de embarazo y la indicación de reposo, que provocó la suspensión del procedimiento por casi dos semanas.

Chaouqui es una de las imputadas junto al clérigo español Lucio Angel Vallejo Balda. Ellos dos formaron parte de una comisión establecida por el Papa Francisco al inicio de su pontificado con el objetivo de estudiar la estructura económica vaticana y proponer una reforma.

En su declaración, Vallejo Balda reconoció que él pasó documentos confidenciales de esa reforma a los periodistas Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, autores respectivamente de los libros “Via Crucis” y “Avarizia”.

Por otra parte, la mujer ha negado haber tenido rol alguno en las filtraciones, aunque sí acepta conocer a los informadores, quienes también se encuentran imputados en el juicio como corresponsables en el robo y divulgación de documentos confidenciales.

Con ellos afronta el juicio Nicola Maio, ex secretario privado de Vallejo Balda. “Estamos concentrados en un proceso al cual asistimos de una manera kafkiana, y en el cual se quieren poner las esposas a un periodismo de investigación y esto nosotros no lo permitiremos”, declaró Nuzzi antes de la audiencia de este miércoles.

Mientras Nuzzi y Fittipaldi llegaban al Vaticano, un grupo de algunos periodistas comenzó a gritar “¡Prensa libre! ¡Prensa libre!”, en señal de protesta por el juicio.

 

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