Las viejas costumbres resisten a la pandemia
todo en el país
CDMX.- Hace un año, por la pandemia y el gran confinamiento, los medios remotos fueron parte de la respuesta para seguir trabajando desde casa, mantener las relaciones comerciales e, incluso, para la educación a distancia.
Sin embargo, también se aceleró un paso que, tarde o temprano, tenían que dar algunas personas para empezar a utilizar los pagos electrónicos, las herramientas tecnológicas para realizar trámites y para cumplir obligaciones fiscales, así como todo tipo de compromisos.
Con el coronavirus, que vive su tercera ola en México, quedó claro que las costumbres son difíciles de romper, ya que la gente sigue haciendo filas en los bancos y acude a los supermercados y centros comerciales a hacer sus compras, en una nueva normalidad en donde la economía se sigue moviendo con el efectivo, más que por la vía digital.
A la par, el Banco de México (Banxico) continúa reportando semana a semana que la demanda de efectivo por parte del público como medio de pago sigue aumentando, con algunas reducciones excepcionales. Así, el total de billetes y monedas que circula en la economía mostraba un saldo de 2 billones 173 mil 547 millones de pesos, un incremento anual de 13.6%, de acuerdo con datos del banco central al 20 de agosto pasado. Ese monto supera lo que el gobierno prevé recaudar este año por Impuesto Sobre la Renta (ISR), que son 1.9 billones de pesos.
Con el surgimiento del COVID-19, una gran cantidad de comercios restringieron los pagos en efectivo por creer que el papel moneda representaba un riesgo de contagio. En su momento, Banxico aclaró que, como cualquier superficie que se toca a diario con las manos, lo que procedía al manejar billetes y monedas era lavarse las manos con agua y jabón.
Vivir sin efectivo
Los medios electrónicos representan una gran oportunidad para la inclusión financiera, algo en lo que ya trabajan los bancos centrales en el mundo, en busca de enfrentar el reto del surgimiento de las monedas digitales. Sin embargo, como toda innovación, requerirá de un proceso de transición que depende de cada país.
Tommaso Mancini-Griffoli, jefe de división en el Departamento de Mercados Monetarios y Capital en el Fondo Monetario Internacional (FMI), escribió un artículo didáctico sobre la posibilidad de que a futuro el dinero en efectivo sea reemplazado por una moneda digital emitida por un banco central. En el texto, escrito a modo de carta, el economista italiano explica a su madre qué son las monedas digitales de los bancos centrales: “Querida mamá, olvídate del dinero en efectivo”.
“Sé que te gusta la seguridad del efectivo, la sensación de tener en la mano un billete nuevo. Te ayuda a controlar los gastos y te recuerda que somos parte de una unión monetaria con valores comunes y un compromiso con la estabilidad de precios”, dice.
Recuerda lo que pasó cuando le robaron el monedero para ponderar que el efectivo no es muy seguro, o lo que pasa cuando la sucursal bancaria está cerrada. Destaca que, desde que se desencadenó la pandemia, menos tiendas aceptan efectivo por cuestiones de salud. En la carta relata que, de regreso a Washington D.C., después de pasar unos días con ella en Italia, mientras desempacaba encontró “vestigios” de la visita: billetes de euros que no usó.
“Me llamaste ‘el americano’ cuando saqué la tarjeta. Y tienes razón, aquí sólo uso tarjetas; ¡me resulta mucho más fácil pagar con ellas!”, esgrime. Sin embargo, reconoce que no todo el mundo estará de acuerdo, porque las personas sin cuentas bancarias dependen del efectivo incluso más que su propia mamá.
Por eso se cuestiona qué pasará si el efectivo desaparece, y responde que quizá se utilizará una moneda digital del banco central. Explica que sería como una forma digital de efectivo que se puede guardar en el teléfono, en una aplicación de monedero digital.