En entrevista con María Scherer Ibarra, Ismael el ‘Mayo’ Zambada conversa sobre el fentanilo y la relación política–narcotráfico
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En 2010, Julio Sherrer entrevistó a Ismael el “Mayo” Zambada, ahora su hija, María narra cómo fue su encuentro con el “Mayo” días antes de ser capturado
CIUDAD DE MÉXICO- María Scherer Ibarra relata en su artículo “El “Mayo” Zambada a días de su captura: “Tiene razón el presidente (AMLO). Los balazos son peligrosos” publicado por la revista Proceso cómo fue su encuentro con el “Mayo”.
“En las primeras semanas de diciembre de 2023 Jorge Carrasco, director de Proceso, me llamó. Tenía algo para mí. Le pedí que lo enviara a mi casa, pero se negó. “Necesito que vengas a recogerlo. Tengo que dártelo en la mano””, explica Scherer Ibarra.
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“Fui a verlo al día siguiente. Me recibió en la sala de juntas. No había nada para mí. Me extendió uno de los libros de mi papá. Era un ejemplar de El poder: historias de familia. El contacto del Mayo, que 15 años atrás había llevado a mi padre a la guarida del capo, estaba de vuelta. A través de él, Zambada me pedía que le dedicara el libro. Me quedé helada”, prosigue la periodista.
Scherer Ibarra, narra que “en automático supe que si el Mayo quería verme, no era por mis méritos periodísticos. Quería conocerme porque soy hija de quien soy. Con toda franqueza, no me importó lo más mínimo. Ser hija de Julio Scherer me ha abierto y me ha cerrado puertas, lo mismo que al resto de mi familia. Con esa naturalidad he abrazado las oportunidades que me han ofrecido y también las que me han negado”.
Tras llevar a cabo la logística para realizar la entrevista a Zabada, Scherer Ibarra, describe en su artículo que estando “con las piernas a punto de entumecerse, por fin llegamos. Me desabrocho el cinturón de seguridad, agradezco al conductor y estoy por tomar mis cosas cuando nos ordena que dejemos las mochilas en el vehículo. Lo mismo que teléfonos, plumas y libretas. La instrucción me inquieta”.
“Paramos frente a una reja. El sol nos pega de frente. Mientras estacionamos, veo a Ismael Zambada en el último de los escalones de un zaguán. Me sorprende su delgadez. La fotografía más reciente de él es (era) la que se tomó junto a mi padre, que muestra a un hombre corpulento y provocador”, continúa Scherer Ibarra.
La periodista señala que que se saludaron de mano y que “el Mayo, encamina a ella y las personas que la acompañaron para realizar la entrevista, y relata que “su andar es lento y cuidadoso. Arrastra un poco una pierna. Nos sentamos en el antecomedor, en un espacio semiabierto. Hay otras personas, pero no nos las presenta”.
“Nos sentamos a la mesa: yo en la cabecera, el Mayo a mi derecha. Las cocineras nos ofrecen un desayuno copioso... Zambada está de buen humor, suelto. Nos habla sobre sus padres, su infancia al lado de sus hermanos, la vida en el monte. Le pregunto por su salud. Acabo de leer que la DEA y otras agencias norteamericanas reportaron que está muy enfermo, diabético y con cáncer”, explica Scherer Ibarra.
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Para responder la pregunta de la periodista Ismael Zambada se levantó el pantalón por arriba de su rodilla derecha, para mostrarle a Scherer Ibarra “una cicatriz gruesa”, tras ser operado debido a que se rompió en dos ocasiones el fémur dos veces.
“Las siguientes dos horas hago todas las preguntas que llevo preparadas, más otras que salen al vuelo. Ismael Zambada esquiva la mayoría de ellas. Otras las responde con monosílabos. Es inútil insistir; él habla o calla conforme quiere. Cuenta de su colección de sombreros, los mejores de ellos adquiridos en distintas ciudades de Texas. Manda pedir uno, blanco, alto. Se lo cala y se lo quita en el acto”, relata la periodista.
En la entrevista, el “Mayo” al referirse a las “tiendas” le dice a Sherer Ibara “ el fentanilo... eso sí no. Aquí no van a encontrar una sola tiendita que sea mía. El fentanilo es muy peligroso“; a lo que la periodista le pregunta “¿Y las tiendas de Culiacán? ¿Y los laboratorios que se han desmantelado en varias zonas de Sinaloa?“; a lo que Zambada le contesta que no son suyas.
Durante la reunión Scherer Ibarra, lanza otra pregunta a el “Mayo” en sobre que opina de la estrategia de “abrazos no balazos” llevada acabo durante el sexenio de AMLO, a la que Zambada responde “tiene razón el presidente. Los balazos son peligrosos”.
La periodista, le hace otro cuestionamiento sobre la relación del narco con el gobierno; “conozco a gente metida en todos lados. En la policía municipal, en la estatal, en la federal”, le contesta el “Mayo”.
Scherer Ibarra le pregunta si hay vínculos con gobernadores, “ahí hay de todo. Unos sí, otros no”, precisa Zambada.
“La conversación se ha extendido por varias horas. Regresamos a la casa donde desayunamos. En la casa hay una pared tapizada con dibujos enmarcados. Retratos, animales, paisajes naturales. Son obras que el Vicentillo mandaba cada mes a su madre acompañando cada una de sus cartas. La señora de Zambada me muestra un Cristo en su recámara que también pintó él”, relata la periodista en su artículo.
“Después, con el Mayo nos encaminamos al cementerio familiar. En esta guerra enterrar a los muertos es un privilegio. Miles siguen buscando a los suyos, reabriendo una herida que no ha de sanar mientras no haya unos restos a los cuales asirse. En una decena de lápidas idénticas reposan los Zambada. Meses después leeré en los periódicos que el sacramental fue parcialmente incendiado durante los feroces enfrentamientos en varios municipios de Sinaloa”, añade la periodista.
“Nos despedimos. Prometemos que nos volveremos a ver. Entonces sí dará una larga entrevista”, concluye Scherer Ibarra.
Con información de la revista Proceso.