Premios Nobel de Economía ponen a México como ejemplo... de por qué fracasan los países ante la pobreza
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Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson realizaron un análisis sobre Nogales, Sonora, comparándolo con la ciudad del mismo nombre de Arizona
El reciente otorgamiento del Premio Nobel de Ciencias Económicas 2024 a Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson destaca su estudio sobre la influencia de las instituciones en la prosperidad de las sociedades, poniendo como ejemplo a México del fracaso en la lucha contra la pobreza.
Su trabajo, que incluyó un análisis de las ciudades fronterizas de Nogales, una en Sonora, México, y la otra en Arizona, Estados Unidos, revela cómo las diferencias en el desarrollo económico y social de estas localidades pueden estar profundamente ligadas a la estructura de las instituciones presentes en cada país.
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En el caso de Nogales, Arizona, los ciudadanos gozan de una mayor calidad de vida, con mejor acceso a oportunidades económicas y derechos políticos. Mientras tanto, en Nogales, Sonora, la situación es distinta, ya que sus habitantes enfrentan desafíos relacionados con el crimen organizado y la corrupción, a pesar de que ha habido avances desde la democratización de México hace más de dos décadas. Esta comparación resalta cómo las instituciones inclusivas en Estados Unidos favorecen la estabilidad y el crecimiento, en contraste con las instituciones más restrictivas que históricamente han predominado en México.
Los tres economistas premiados sostienen que las raíces de estas diferencias institucionales pueden rastrearse hasta la época de la colonización.
Mientras que en Estados Unidos se establecieron instituciones que promovían la participación política y el desarrollo económico inclusivo, en México y otros países de América Latina se implantaron instituciones extractivas que favorecían a una élite reducida. Estas estructuras históricas han dejado una huella significativa en el desarrollo de ambas naciones.
Un aspecto crucial que los laureados destacan es cómo la densidad poblacional en las regiones colonizadas influía en el tipo de instituciones que se establecían. En áreas con alta densidad de población indígena, como México, los colonizadores encontraron más mano de obra disponible para explotar, lo que los incentivó a crear instituciones extractivas que beneficiaban a un pequeño grupo.
Por el contrario, en las regiones menos pobladas, como el norte de América, la falta de mano de obra indígena y la llegada masiva de colonos europeos propiciaron la creación de instituciones más inclusivas.
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Estas instituciones inclusivas no solo incentivaban el trabajo y la inversión, sino que también fomentaban la demanda de derechos políticos entre los colonos. A medida que más europeos se establecían en las colonias de lo que hoy es Estados Unidos, estos exigían una mayor participación en la toma de decisiones políticas y una distribución más equitativa de los beneficios económicos, lo que resultó en un sistema político más democrático.
El estudio de Acemoglu, Johnson y Robinson también subraya el papel de las enfermedades y su impacto en las instituciones coloniales.
En regiones donde las enfermedades afectaron severamente a los colonizadores, surgieron sistemas políticos menos funcionales, con mayores niveles de pobreza y corrupción. Este fenómeno refuerza la idea de que las condiciones iniciales en las colonias jugaron un papel determinante en el desarrollo de las instituciones políticas y económicas.
Cambiar las instituciones que favorecen a las élites y no a la mayoría de la población sigue siendo un reto importante en muchos países.
Según los galardonados, es fundamental transformar el sistema político para poder generar un cambio real en las instituciones. Mientras el sistema siga beneficiando a una minoría, la mayoría de la población no confiará en sus gobernantes y no verá las mejoras necesarias en su calidad de vida.
La transición hacia sistemas políticos más democráticos es un paso crucial en este proceso. Como lo han demostrado las experiencias históricas en Europa, donde las élites gobernantes se vieron obligadas a ceder el poder y a compartirlo con la población debido a la presión social, el cambio solo ocurre cuando la demanda por una mayor inclusión es suficientemente fuerte como para representar una amenaza real para el estatus quo.
En última instancia, el trabajo de estos tres economistas nos invita a reflexionar sobre la importancia de las instituciones en el desarrollo económico y social de un país. Cambiar estas estructuras puede ser difícil, pero no imposible, como lo demuestran los ejemplos históricos de Europa y otros lugares que lograron transformaciones significativas a través de la movilización social y las demandas de cambio democrático. Con información de Radio Fórmula