El juguete tradicional mexicano parte de la memoria y la cultura

Nacional
/ 22 septiembre 2015

Sería deseable que además de que se conservara la tradición de los Reyes Magos, éstos trajeran a los niños y niñas mexicanas, juguetes tradicionales, consideró Maya Pineda García, autora del proyecto Defensa de un Patrimonio Cultural de Colima y de todo México, en el que trabaja desde hace dos años.

Beneficiaria del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC), del Conaculta, Pineda estima que el juguete tradicional es un referente de identidad cultural y es importante porque le da al niño y a la niña la oportunidad de desarrollar su voluntad, sus emociones, su imaginación y una serie de conductas sociales.

Maya estudió partería profesional en San Miguel de Allende, Guanajuato, carrera que ha desarrollado en Coalcomán, Michoacán, Aquismón, San Luis Potosí, y actualmente en Colima. Vincula su profesión y la de elaborar muñecas de trapo.

Como partera profesional me he dado cuenta que las madres ya no realizan muñecos de trapo con sus hijos y que han suplantado el muñeco tradicional por el juguete industrial. A los niños que recibo, procuro regalarles un pequeño juguete, que siempre es acogido con mucho cariño por sus madres.

Con el juguete tradicional el niño tiene la oportunidad de expresar a través del mismo, sus ideas, preocupaciones y emociones. Le puede dar voz, lo puede transformar, decorarlo, cambiarlo de posición, convertirlo en almohada, abrazarlo, llenarlo con otros objetos, etcétera.

En cambio, las piezas industriales están totalmente terminadas, diseñadas para una función específica, a las cuales el niño tiene que amoldarse.

Es realmente lamentable el avasallamiento del juguete industrializado que ha desplazado al tradicional y en consecuencia a una industria familiar que era sustento de muchas familias y parte de nuestra memoria cultural.

Por eso avizora que el futuro de los juguetes tradicionales, podría ser, si no hay un propósito cultural definido para mantener su vigencia, la de su desaparición, para ser sustituidos por los juguetes industrializados con tendencia al hiperrealismo.

Una piedra, un botón o una rama, no han dejado de ser juguetes para los niños, ellos siempre intuyen qué actividades y qué materiales son afines y propicios para su desarrollo. Lamentablemente para los padres pueden más la fuerza de la moda y de la publicidad.

Maya afirma que la elaboración de los juguetes le produce la satisfacción de contribuir a recuperar y actualizar una tradición que es muy importante en la vida de infantes.

A sus 34 años de edad domina dos idiomas, inglés y alemán, además del español, y entre sus satisfacciones se encuentran la de observar el interés de los niños en el tema, porque seguramente intuyen que el trabajo de realizar muñecos de trapo enriquece sus vidas y crea vínculos generacionales con sus madres, y muy especialmente con sus abuelas.

Dos personajes han influido principalmente en la vida de Maya para tener esta preocupación, su mamá, Ana Rosa García Mayorga, maestra de libre expresión artística, y su madrina, Feodora de Rosenswaig Díaz.

La partera y creadora de un universo lúdico añadió: urge que se lleven a cabo talleres donde se enseñe a madres, maestros y educadores, la importancia del muñeco de trapo y de los demás juguetes tradicionales, no sólo desde el punto de vista teórico, sino de que ellos se capaciten para realizarlos en compañía de sus hijos y de sus alumnos.

El juego concluye nos sirve para hacer un mundo mejor porque a través de él se propicia el desarrollo de destrezas físicas, mentales y emocionales del individuo. El juego enseña al niño a ganar y a perder, a integrarse a un grupo, a seguir reglas, y a desarrollar una serie de prácticas sociales y de responsabilidad que se integraran a todo su proceso de vida.

TEMAS

COMENTARIOS

Selección de los editores