Narco, arraigado en la sociedad: Mayo Zambada

Nacional
/ 22 septiembre 2015

En entrevista con el periodista Julio Scherer, admite tener miedo y llorar a su hijo Vicente

La guerra emprendida por el gobierno mexicano contra el crimen organizado "está perdida", porque "el narco está en la sociedad, arraigado, como la corrupción", afirmó Ismael Zambada, uno de los líderes del cártel de Sinaloa, en una entrevista concedida a Julio Scherer García, para la revista Proceso.

"El problema del narco envuelve a millones" de personas, y los reemplazos de los capos "ya andan por ahí", agrega El Mayo Zambada.

La portada del semanario, que comenzó a circular desde anoche, luce una fotografía de Scherer junto a El Mayo, como testimonio de este encuentro en un lugar no revelado.

El hombre robusto, amigo y compadre de Joaquín El Chapo Guzmán, líder del cártel de Sinaloa, tiene 60 años, 1.80 metros de estatura y lleva 44 años metido en este negocio.

Reconoce que tiene "pánico" de que lo encierren, y cuando el periodista le pregunta si se quitaría la vida si lo atraparan, responde: "No sé si tuviera los arrestos para matarme. Quiero pensar que sí, que me mataría".

También admitió: "Cargo miedo" todo el tiempo, y señaló que cuatro veces el Ejército ha estado muy cerca de él. Tan cerca como "arriba de mi cabeza. Huí por el monte, del que conozco los ramajes, los arroyos, las piedras, todo."

"A mí me agarran si me estoy quieto o me descuido (...) Para que hoy pudiéramos reunirnos, vine de lejos. Y en cuanto terminemos, me voy", dijo a Scherer, quien explica que el encuentro fue a petición del capo.

Zambada reveló al periodista que aún llora a su hijo, Vicente Zambada Niebla, detenido en 2009 y extraditado este año a Estados Unidos.

También confiesa que El Chapo y él son amigos y compadres y que hablan "por teléfono con frecuencia".

Califica como "tonterías" que la revista estadounidense Forbes incluya a El Chapo en la lista de millonarios.

A modo de epílogo, Zambada reta: si me atrapan o me matan, nada cambia.
"Al Presidente lo engañan sus colaboradores. Le informan de avances que no se dan, en esta guerra perdida."

Scherer cuenta en Proceso que "un día de febrero recibí en Proceso un mensaje que (...) anunciaba que Ismael Zambada deseaba conversar conmigo.

"La nota daba cuenta del sitio, la hora y el día en que una persona me conduciría al refugio del capo". No agregaba más.

Desde ese día "ya no me soltó el desasosiego. En momento alguno pensé en un atentado contra mi persona. Me sé vulnerable y así he vivido. No tengo chofer, rechazo la protección y viajo solo", relató quien fue director de Excélsior de 1968 a 1976.

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