Desde hace 4 años se sabía que avión presidencial era mal negocio
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Un estudio encargado por EPN en 2015 advertía de lo difícil que sería venderlo; millonarios, compañías de vuelos charter y gobiernos, entre los posibles clientes
Desde hace más de cuatro años el Estado mexicano tuvo conocimiento de que la operación de compraventa del avión presidencial José María Morelos y Pavón TP-01 representaría para el país una pérdida de hasta 137 millones de dólares sobre su precio de compra, que concretó el gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa en 2012, y que ascendió a 218.7 millones de dólares.
En septiembre de 2015 el entonces presidente Enrique Peña Nieto ordenó a Banobras realizar un estudio sobre la factibilidad de venta de la aeronave, un Boeing 787-8 Dreamliner ensamblado en 2009 y que había sido utilizado como avión de pruebas por el fabricante antes de ser adquirido por México. El estudio lo hizo la firma Ascend Flightglobal Consultancy, con sede en Londres, y entregado el 15 de diciembre de 2015 a Banobras.
En tanto, una proyección de “valuaciones futuras” en el mercado de aerolíneas comerciales realizada por la empresa expone que en enero de 2016 el avión costaría 90.44 millones de dólares y para enero del año siguiente, 88.9 millones de dólares, es decir, 129.76 millones de dólares menos respecto a su costo de adquisición; para enero de 2018 costaría 85.2 millones, 133.46 millones de dólares menos que al adquirirlo, y para enero de 2019, 81.6 millones, es decir, unos 137.06 millones menos que al momento de su compra.
Fue un mal negocio. En julio de 2018 EL UNIVERSAL publicó que expertos advertían que la venta no convenía nanciera ni operativamente. Se detalló que el aparato se deprecia entre 5% y 8% al año, y que hasta se podría vender por 30% de su valor original. En ese momento, Rob Morris, gerente de Ascend Flightglobal Consultancy, comentó que desde que hicieron el análisis en 2015 el mercado se mantenía, por lo que sus conclusiones no habían variado demasiado.
“Creemos que sigue siendo un reto poner en el mercado un 787 congurado para uso corporativo”, indicó el especialista. Información ocial detalla que el costo total del avión, incluyendo ingeniería, instalación de sistemas, adecuaciones de estructura, equipamiento de cabina, certicaciones y un paquete de refacciones, fue de 218.7 millones de dólares, que se pagaron a 13.5 pesos por dólar, dado que también se adquirió una cobertura del tipo de cambio. Esto signica que el costo real, pagado en pesos por la totalidad de la aeronave con su equipamiento, fue de 2 mil 952.4 millones de pesos.
Al mismo tiempo de la compra del avión, Banobras firmó un contrato de arrendamiento nanciero con el gobierno federal a 15 años. Al cumplirse este periodo el equipo pasaría a formar parte de los activos de la Secretaría de la Defensa Nacional. El estudio, ordenado por Peña y que formó parte del proceso de entrega-recepción de Banobras, advierte: “Recomercializar y vender con éxito un ‘bizliner’ (aeronave de negocios) de fuselaje ancho puede ser particularmente difícil”.