Sin cuerpo no hay delito | Los cambios en el mercado de drogas: la producción y la autoridad
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De la mariguana que bajaba de la sierra a la proliferación de laboratorios clandestinos de fentanilo en la ciudad, así ha evolucionado el negocio del narcotráfico en Sinaloa... y con ellos el modus operandi de cómo resuelven sus pugnas: de homicidios a desapariciones
Un reportaje de Noroeste como parte del MásterLAB de Quinto Elemento Lab @quintoelab
Por: José Abraham Sanz
Segunda de tres partes
Después de la realidad en que le tocó vivir a Juanito, en Culiacán el mercado evolucionó cuando se comenzaron a fabricar drogas sintéticas en las colonias de la ciudad.
El 8 de junio de 2012, un tanque de amoniaco explotó en una bodega donde procesaban metanfetaminas, y provocó la muerte de una persona y lesiones a tres más.
Según Protección Civil, este almacén y laboratorio estaba justo detrás de una guardería, muy cerca del centro. La explosión provocó que se desplomaran bardas y estructuras metálicas de la bodega.
El 31 de mayo de 2016, se registró otra explosión que descubrió un laboratorio ubicado en Las Quintas, también cerca del centro de la capital. Tras el accidente, era posible ubicar la vivienda porque el portón de la fachada quedó destrozado.
En los primeros meses de 2017, el gobierno de Quirino Ordaz Coppel anunció la compra de dos drones de alta tecnología por un valor de 75 millones de pesos, pero dos años después el entonces coordinador del Consejo Estatal de Seguridad Pública, Ricardo Jenny del Rincón, reveló que estos vehículos no eran utilizados por la Secretaría de Seguridad Pública e incluso solicitó que se transparentara el gasto ejercido.
El titular de la SSP estatal, teniente coronel Cristóbal Castañeda Camarillo, justificó que los drones eran operados por personal de la Marina.
Como respuesta a la presión pública, el 4 de junio de 2019, la dependencia anunció la ubicación y aseguramiento de uno de los complejos acondicionados para fabricar metanfetamina más grandes en la historia de Sinaloa, ubicado al oriente de Eldorado, en el municipio de Culiacán, en una zona enmontada y de difícil acceso.
Castañeda Camarillo adjudicó la ubicación de estos tres laboratorios, escondidos en el monte, al uso de los drones y un filtro de visión térmica. La cantidad de químicos asegurados representó un fuerte golpe a las finanzas de la delincuencia organizada, pues sumaron más de 17 mil litros de precursores químicos y varias toneladas de otros productos sólidos.
“Creemos que este laboratorio estaba acondicionado para producir varias toneladas de cristal, esto en el mercado americano, estamos hablando de que si se hubiera producido todo ese químico posiblemente llegara a más de 17 toneladas de metanfetamina, una afectación al crimen organizado de entre 150 y 170 millones de dólares ya puesto en el mercado”, explicó.
Los narcolaboratorios estaban escondidos entre la maleza y camuflados con malla-sombra, bajo los cuales había reactores, bidones con leyendas de precursores químicos, costales con material diverso, mascarillas, guantes de látex; así como tiendas de campaña con ropa, calzado, alimentos y utensilios de cocina.
Consumidores aseguran que la mota que se vendía en Culiacán bajada de la sierra de Sinaloa, como la que traía y vendía Juanito, ya no compite en calidad con las que hoy se cosechan en invernaderos y con climas controlados o genéticamente modificados. A la mota local hoy la llaman “panteonera”.
Y un ejemplo de que la calidad ha bajado es que el pasado 31 de agosto de 2020, la Policía Estatal halló 2 mil 630 kilos de mariguana en 526 paquetes de cinco kilos cada uno, abandonados en la ribera del río Culiacán, cerca del residencial Country Álamo Grande, al noroeste de la ciudad.
Otro dato que apunta en el mismo sentido es que, en las últimas fechas, en Culiacán se han asegurado y reventado dispensarios que ofrecen mariguana con diferentes tratamientos.
En estos lugares ofrecen productos a través de catálogos digitales que se comparten vía redes sociales y hasta se pueden ordenar a domicilio. Hay cigarros de mariguana de diferentes cruzas, genéticamente manipuladas o purificadas para alcanzar un mercado de personas con una capacidad económica más alta.
En estos dispensarios se pueden hallar galletas, brownies o gomitas de entre 100 y 350 pesos, gallos listos para encenderse de entre 100 y 500 pesos, bolsitas por gramos de entre 100 o 50 pesos, dependiendo de la calidad y si son producidas en el estado o en el extranjero; y aceites de cannabis cuyos costos van de los 500 a los 950 pesos para los cigarrillos electrónicos, según los testigos entrevistados.
El pasado 13 de noviembre, en un operativo coordinado entre el Ejército y la Policía Estatal reventaron el segundo de estos dispensarios. La SSP estatal informó que durante un recorrido por la Colonia 4 de Marzo fueron alertados por una persona sobre la presencia de civiles armados que consumían drogas en un domicilio junto a un plantel educativo.
Los policías fueron recibidos por dos individuos, uno de los cuales apuntaba directo a los elementos con un arma de fuego. Ambas personas lograron darse a la fuga, pero el inmueble quedó asegurado, pues ahí se encontraron contenedores y bolsas de varios tamaños con mariguana en diferentes presentaciones como cigarros y otros derivados.
Fentanilo: el último cambio del negocio
En abril de 2019, el negocio del narcotráfico en Culiacán mostraba ya otra cara, cuando se aseguró el primer laboratorio de fentanilo en la historia.
El hallazgo y aseguramiento se registró luego de que dos personas en motocicletas realizaron disparos de arma de fuego en contra de un vehículo blindado de la Policía Estatal, fueron perseguidos y ubicados en un domicilio de la Colonia Lomas de San Isidro, en donde se montó un operativo que derivó en el descubrimiento del laboratorio clandestino.
Según el Secretario Castañeda Camarillo, este tipo de laboratorios representan un gran riesgo para los vecinos, porque tan solo el equivalente a 3 gramos de sal de esta sustancia puede generar la muerte por sobredosis en una persona de 100 kilogramos de peso, que es 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más potente que la morfina.
También dijo que hasta 2019, el gobierno de los Estados Unidos había detectado que la adicción a esta droga había provocado más de 20 mil muertes.
Pero para las organizaciones criminales se convirtió en algo atractivo, porque cada píldora tendría un valor comercial de hasta 20 dólares. Se estima que se invierten 6 mil dólares por un kilo que llega a comercializarse hasta en un millón de dólares en Estados Unidos.
“El crimen organizado es una empresa y como toda empresa, hay lugares que llaman la atención porque son más propios para llevar a cabo las actividades, las que sea, puede ser siembra, puede ser cultivo, puede ser trasiego, por muchas razones, los negocios ya tienen muchas aristas”, expresa el activista sinaloense por los derechos humanos Óscar Loza Ochoa.
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“Una y mil razones pueden darse, por la seguridad, por lo aislado que hay de lo que es el resto del movimiento normal que hay no sólo de la economía, sino de las personas también, pienso en los lugares donde se han llevado a cabo, los desplazamientos internos del estado de Sinaloa y de Durango, que estaban muy ligados y esto impone obviamente que les interesa determinadas coordenadas o puntos”.
Loza Ochoa dice que él todavía siente que los gobiernos le deben a Sinaloa una estrategia integral, una política de estado que involucre a todos para hallar una solución.
“Yo no soy de la idea de que tiene que haber mano dura, pero sí soy de la idea que tiene que encontrarse todo tipo de respuestas que deben darse al respecto”, dijo.
Una de esas respuestas sería la participación de la misma autoridad en estos actos de barbarie.
“Hay unas personas desaparecidas y quienes sobreviven señalan que los detienen por la (Avenida) Obregón, hacia el norte, se los traen en una patrulla, hasta ahí, de este lado de la Fiscalía, ahí los cambian, los entregan a un carro particular y ya se perdían”, relata.
- ¿A los detenidos por la policía?
Sí.
- ¿Se los llevaron civiles?
Sí, sí, sí. Sobreviven de siete, creo que eran siete u ocho, sobreviven tres, los otros están desaparecidos hasta la fecha, pero los cambian de este lado de la Fiscalía y uno se queda frío al escucharlo. Se queda uno frío, porque les importa poco que esté la autoridad tan cercana.
Por eso Loza Ochoa ha insistido en que debe haber una nueva estrategia, en la que cada corporación policial haga su trabajo. Sin retenes, que es obvio que no funcionan.
“El Gobierno del Estado está obligado a tener que construir de nuevo otra idea, otra concepción de lo que es la seguridad y también una nueva estrategia en la que tiene que invitar a la Federación a hacer un trabajo diferente”, finalizó.