Vuelta atrás

Opinión
/ 2 octubre 2015

En México, por muy de machos que nos las gastemos, es frecuente recular. Ella recula, tú reculas, yo. En fin, que este verbo de sonora conjugación se ejerce más en la vida diaria que en los confines de la gramática.

Por ejemplo, si no mal me acuerdo, cuando era chiquillo (un niño pues), el entonces presidente, José López Portillo, decretó la nacionalización de la banca.

Y estando yo ya en la Universidad, durante el régimen de Salinas de Gortari, se inició el proceso de reprivatización.

Estoy seguro que el ciudadano promedio (y me incluyo) no puede enlistar con certeza cuáles fueron las razones a las que obedeció la estatización bancaria, y cuáles fueron los argumentos dados diez años después para hacer lo opuesto.

Acaso se habrán dejado sentir los "efectos" de una y otra medida sobre todos, pero el por qué tomar una decisión radical para al cabo de un tiempo ser doblemente radical dando marcha en sentido contrario seguirá siendo motivo de especulaciones.

Orgulloso, el Alcalde de Saltillo anunció la separación de las funciones de los elementos de Seguridad Pública del Municipio en agentes de tránsito y policías preventivos. Es decir, que si en un tiempo se consideró bueno el que un mismo cuerpo integrara las funciones de vigilancia vial y seguridad, hoy el alcalde Abramo Masso ha diagnosticado que lo más conveniente es la especialización de los uniformados en estas dos principales áreas del servicio policial, para mayores señas, a la vieja usanza.

Si a mí me lo preguntan, yo prefiero un gendarme que esté (fuera de bromas) lo mejor capacitado posible: que sea capaz de dirigir el tráfico si hace falta y que pueda fungir como guardián del orden en todo momento.

Aunque bajo este nuevo viejo esquema -y con la suerte que nos cargamos-, cuando estemos entrampados en medio de un embotellamiento los policías no van a querer distraerse de sus tareas de vigilancia para resolvernos el problema; y cuando haga falta por alguna emergencia la presencia de un oficial, lo único disponible serán tránsitos. De mí se acuerda si no.

Y si la imagen del policía municipal está devaluada, ya imaginó lo que ocurrirá cuando sus facultades estén divididas: El agente de seguridad, por ejemplo, no podrá levantarnos una multa por una infracción cometida (para ello tendrá que pedir asistencia a su homólogo en vialidad); mientras que el agente de tránsito figurará en el ideario colectivo como solamente eso, "un tránsito", de
muy limitadas potestades. Ah, pero el Alcalde dice que ambos cuerpos podrán ejercer las funciones de unos y otros.

¿Entonces? ¿Cuáles vienen a ser los beneficios de volver a subdividir en Policía y Tránsito el cuerpo de seguridad
municipal?

Desde aquí, lo único que se aprecia es que habrá nuevos mandos medios, una vez que las funciones del área de tránsito requieran su propia administración y logística. Nuevos mandos medios, más burocracia, másgasto por la misma efectividad policiaca de siempre. ¡Qué ganga!

Con esta medida, se corrobora que el enfoque para mejorar el servicio de seguridad del municipio continúa extraviado.

Elementos más completos en su formación es lo que se requiere, no uniformados con funciones delimitadas por áreas.

Quizás habría que voltear a ver en respuesta de qué se integró seguridad y tránsito bajo una misma corporación, en un principio. ¿Es que acaso ya no es válida ninguna de aquellas razones?

El probable beneficio que se aprecia es nulo y las razones expuestas por el Alcalde no terminan de hacer clic en la debida correspondencia entre problemática y solución.

De hecho, los motivos que aduce el Alcalde son de orden disciplinario (hacer que se respeten los reglamentos), no así de servicio, como sería el buscar auxiliar a los ciudadanos a afrontar la actual crisis vial derivada de las obras en construcción.

Así que ya pueden contar los automovilistas con un cuerpo policial entregado exclusivamente a su vigilancia y a sancionar el incumplimiento de un reglamento al que de por sí se le da escasa o nula difusión.

Y si un agente de tránsito va a tener todavía menos responsabilidades que un preventivo, y ello va a servir de excusa para uniformar a gente con todavía menos capacitación, que Tláloc nos agarre confesados.

petatiux@hotmail.com

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