Dividido y sin candidato

Opinión
/ 2 octubre 2015

Las declaraciones del presidente Calderón proyectan una escisión dentro del PAN y el deseo de asegurar a toda costa el triunfo en las elecciones del 2012.

Así se dejan ver los panistas tras el diferendo protagonizado el fin de semana entre el presidente Felipe Calderón y el dirigente nacional del PAN, Gustavo Madero. Por un lado, el mandatario exhibe debilidad y algo de desesperación cuando sugiere que no hay entre los panistas ningún candidato fuerte y plantea la posibilidad de recurrir a un candidato externo y, por otra parte, el líder blanquiazul anticipa una diferencia de fondo con el Presidente: en Acción Nacional no podrá transitar un candidato al 2012 que no sea militante.

Más allá de en quién esté pensando Calderón al hablar por segunda vez en público de un abanderado "no militante" a la Presidencia -dentro del PAN creen que se refiere a su amigo, el titular de Sedesol, Heriberto Félix- lo que queda muy claro es que en la lógica de Los Pinos la militancia es un tema sacrificable en pos del objetivo mayor: no perder la Presidencia de la República. Es decir, lo que Calderón le está diciendo al panismo es algo como "vamos a ir con quien sea con tal de garantizar el triunfo".

Pero del otro lado, la reacción de Gustavo Madero tampoco es un desliz ni un lapsus. Aunque el líder panista tiene fama entre sus correligionarios de ser "una pistola sin seguro", que de pronto dispara sin pensar lo que dice, en este caso, panistas de la cúpula consultados por esta columna dicen que el mensaje de Madero es de fondo y es una respuesta tajante a Los Pinos: son varios los grupos que creen que ser militante es el primer requisito para quien sea postulado a la sucesión presidencial, es decir, para un buen sector del panismo la militancia sí es condición sine qua non del que aspire al 2012.

Contrarios a la lógica pragmática de los calderonistas, lo que estos grupos panistas sostienen es que "hoy más que nunca necesitamos garantizar un gobierno panista para el país". Para esos grupos el gobierno de Vicente Fox no fue precisamente representativo del PAN, y al sexenio de Calderón, al que no le niegan su panismo de prosapia, le reprochan no estar gobernando apegado a los principios panistas y con estilos más bien muy parecidos a los priístas. Esos son los mismos sectores del PAN que cuestionaron a Roberto Gil por su escasa militancia y que le bloquearon el paso a la dirigencia del partido.

¿Qué tan profunda será la división en el PAN de cara al 2012? ¿De los llamados "cuatro fantásticos" de su gabinete (Cordero, Lujambio, Lozano y Heriberto) el Presidente de plano no ve a ninguno competitivo para hablar de candidatos externos? Y a Santiago Creel, el panista mejor posicionado en todas las encuestas ¿de plano no lo ven o no lo quieren ver en Los Pinos?

NOTAS INDISCRETAS.
Ante la guerra ya desatada entre los gigantes de las telecomunicaciones, de un lado Carlos Slim y su pretensión de una cadena de televisión para Grupo Carso, y del otro la alianza Televisa-TV Azteca contra las tarifas de interconexión, en medio de todo aparecemos los consumidores en espera de que este anunciado "choque de titanes" termine en beneficios para las audiencias y los consumidores de telefonía en el país. Pero allá arriba, donde están saliendo rayos y centellas por el encontronazo, lo que esperan los dos grandes contrincantes es ver qué hará la autoridad y cómo se resolverá este diferendo que toma proporciones de una guerra comercial y empresarial nunca antes vista en México.

Se sabe que el presidente Calderón está decidido a intervenir en el tema, pero la incógnita es cómo lo hará. Del lado de las dos televisoras han mandado señales muy directas a Los Pinos de que no tienen problema con que a Slim se le dé la posibilidad de hacer televisión, pero sólo restringida, es decir, por cable, pero a cambio piden que el gobierno regule los cobros de casi dos pesos por llamada en el servicio de interconexión con las redes de Telcel. Por su parte, el ingeniero se dice dispuesto a entrar en una revisión de las tarifas que cobra por interconexión a las compañías celulares, pero insiste en su derecho de entrar en la televisión abierta y no sólo la restringida, tal y como a sus contrincantes se les permitió entrar a la telefonía y la transmisión de datos. Las presiones de uno y otro lado son fuertes y no debe pasar mucho para que el Presidente entre y tome una decisión. ¿Hacia dónde se moverá Calderón y qué repercusiones tendrá lo que decida?... Paran los dados. Escalera.

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