World Press Photo

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La organización holandesa World Press Photo fue fundada en 1955 para celebrar y promocionar a la fotografía como un instrumento periodístico. Aunque organiza seminarios y talleres, se le conoce principalmente porque cada año entrega un premio, que con el paso del tiempo ha adquirido un prestigio que lo convierte para muchos en el premio por excelencia del fotoperiodismo.
No es de extrañar que un fotógrafo desee que su trabajo sea reconocido por las misma organización que ha premiado las fotografías del monje que se prende fuego para protestar (1963), el fusilamiento a sangre fría de un supuesto miembro del Vietcong (1968), la niña quemada por napalm (1972), el ciudadano chino que mira los tanques de Tiananmen (1989), y los jóvenes que contemplan los destrozos causados en Líbano por bombas israelíes (2006).
Cada año la WPP recibe cien mil fotografías a concurso, y tras elegir las ganadoras organiza una exposición que visita 45 países y es vista por millones de personas; en México suele pasar por el Museo Franz Mayer en septiembre, y ahora mismo, como cada año en noviembre, está en la Biblioteca Pública de Maastricht.
Cada fotografía es acompañada de una escueta pero precisa información. Dónde fue tomada, en qué contexto, por qué fotógrafo. Muchas aparecieron en decenas de periódicos y resultan reconocibles para el público pop, pero mirarlas en tamaño gigante y sin otros elementos noticiosos las dota de una fuerza particular.
Esa es la idea: mostrar cómo son capaces de proyectar historias, de apelar a la imaginación y la memoria para que quien las vea comprenda más de lo que ve.
Aunque no se premia el tema en sí, sino la manera en que es fotografiado, hay algunos que aparecen año tras año. La pobreza extrema, las protestas contra regímenes déspotas, el terrorismo, el narcotráfico, los desastres naturales y el abuso del medio ambiente: lo que abruma no es tanto que aparezcan una y otra vez, sino la variedad de lugares donde ocurren y sus detalles.
No es lo mismo leer en la brevedad obligada de una nota periodística "La crisis está destrozando vidas", que ver la secuencia de fotografías que muestra a estadounidenses siendo desalojados de casas que no pudieron pagar. Hay una diferencia entre leer declaraciones oficiales sobre la guerra contra el narco en México, y ver el cuerpo destazado de un hombre en una calle céntrica de Acapulco. No es lo mismo saber que en muchos países la pena de muerte está permitida, y ver cómo se ahorca en público a cuatro hombres en Irán. Y al menos durante cinco minutos hay una diferencia entre saber que todos los años se matan a millones de tiburones tan sólo para cortarles las aletas, y ver en fotografías cómo los capturan, mutilan y arrojan de nuevo al mar.
Por no hablar de las fotografías de niñas de cinco años a las que se entrega en matrimonios concertados.
Ver las fotografías de la WPP causa shock a muchos. La histórica gráfica que han documentadolos últimos 50 años muestra que la mayoría de los seres humanos vive una existencia de sufrimiento, inseguridad y desamparo, y que la posibilidad de llevar una vida en paz, productiva y confortable es una excepción, no la norma.
Muestra también, sin embargo, algo que damos por sentado, cuando en realidad deberíamos valorarlo y agradecer: el esfuerzo que hacen miles de personas -prácticamente anónimas para el público- por entender el mundo y contar sus historias, en este caso a través de fotografías.
(Las fotografías premiadas este año están en internet: www.worldpressphoto.org)
Twitter: @luisalfredops
www.librosllamanlibros.com