Vender intangibles

Opinión
/ 2 octubre 2015

Cuando en las lunas de los años dorados de los 90 del siglo pasado se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tratado impulsado por el "innombrable", Carlos Salinas de Gortari), en su primer año de aplicación, me comentaría un amigo en charla, luego de años de no saludarle y al cual me topé en un aeropuerto, los diccionarios y cursos del idioma inglés tuvieron un boom de ventas como jamás se ha repetido.

¿El motivo? Mi amigo, quien dirige un grupo editorial en el Distrito Federal, fue claro y certero, como lo suelen ser los empresarios, los emprendedores que ven la vida desde otro ángulo; extremo tan diverso de los practicantes de la bananera política regional o nacional.

Explicó: "Mira Cedillo, en aquellos años la gente compraba no un libro, sino una esperanza. Compraba realmente un intangible. Compraba un idioma el cual y en teoría, lo insertaría en el primer mundo". Un primer mundo que jamás llegó. Pienso en la anterior anécdota a vuela pluma para contextualizar lo siguiente: he seguido día a día más por curiosidad que por interés monetario alguno (mis precarias finanzas se limitan a ir apilando en mi buzón residencial los siempre funestos recibos por pagar), desde su salida a la bolsa de valores como empresa a cotizar acciones, esa entidad que en verdad es un intangible, me refiero a "Facebook", la compañía de redes sociales que en teoría, dicen sus "groupies", vino a "modificar el mundo". En fin, los jóvenes con tanto poco se apantallan. Eso es todo. Hace días entonces, leí las últimas noticias sobre la empresa "Facebook".

El director del corporativo, Peter Thiel, vendió 20 millones de acciones de su intangible, liquidando así la mayoría de su participación en la empresa desde que esta debutó en el mundo bursátil. Los precios de sus acciones en dos días de subasta, oscilaron entre 19.27 y 20.69 dólares. Todo ello muy por debajo del precio base con la cual inició la empresa al salir al mercado de la bolsa de valores. El mínimo histórico rondó los 18.75 dólares.

El 50 por ciento, insisto, del costo con lo cual iniciaron operación. Uf. Todos hablan maravillas de las redes sociales. Esa comunicación sin comunicación en la cual se intercambian fotografías y chistes insulsos, no así información valiosa y seria. Todo mundo habla de lo extraordinario de comunicarse en "tiempo real" mediante estos dispositivos electrónicos.

Todo mundo habla de lo "imposible" que sería vivir sin estar conectado en la red. pero en el mundo real, nadie da un dólar por "Facebook" ¿Por qué? Esquina-bajan Los únicos capaces de realizar un estudio dilatado de lo anterior y clarificar estas torpes ideas, son gente cibernética como los sabios "high tech" de Carlos Alberto Arredondo y don Víctor S. Peña, los cuales tienen siempre a la mano un gadget de moda y viven perpetuamente enchufados a la red. Ellos tienen siempre "Facebook", página web, email, twitter, blog, y en fin, todo aquello que permite comunicación en "tiempo real." Habito las cavernas. Incluso y conforme pasa el tiempo, vuelvo a mis orígenes.

Y mis orígenes son el cuaderno escolar de hoja morena, el lápiz y luego la pluma fuente. El chef intercontinental, Juan Ramón Cárdenas, me regaló un lápiz Faber-Castell de colección. Empuñadura de plata, blindaje de acero, madera de Pernambuco. La crema de la crema. Recordé entonces mis años mozos en la infancia, cuando redactaba mis tareas en libretas de hoja cobriza con afilados lápices los cuales pulía hasta el agotamiento. Por lo anterior, hoy he vuelto a escribir sólo con lápices Faber-Castell en libretas de papel italiano. Mi colección de plumillas Mont Blanc duerme y descansan por lo pronto.

Final: en un mundo donde la unidad de éxito se mide en la BV y la compra y venta de acciones de empresas permite hacerse millonario en horas, ¿Por qué Facebook nunca funcionó? Letras minúsculas Por un motivo: va a desparecer como tal. Es insustancial y apenas en meses o pocos años, habrá otra forma de "comunicación" que suplantará a ésta basura.

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