El Tricolor debe creérsela
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En mi primer contacto con la Federación Mexicana de Futbol en mi camino a la dirección técnica de la Selección Nacional, en septiembre de 2002, los directivos organizaron una especie de pasarela "final", en la cual desfilamos Luiz Felipe Scolari, Carlos Bianchi, Ricardo La Volpe y yo, para entrevistarnos por el puesto de entrenador del Tri.
Por mi compromiso con Pumas y porque nunca me ha gustado dejar las cosas a medias, me hice a un lado.
También lo hice, porque creí que no eran las formas, pues una vez hecha la elección del director técnico, los otros nos íbamos a quedar con cara de what?.
En la famosa entrevista, recuerdo que dentro de las muchas cosas que comenté estaba que para poder mejorar el futbol mexicano y a su vez que la Selección Nacional estuviera dentro de las mejores del mundo, lo primero que había que hacer era capacitarnos, contar con la infraestructura para hacerlo, pero, sobre todo, tener mentalidad ganadora. Y para ello hay que creérsela.
Les dije: "Si yo fuera técnico de México, lo primero que tenemos que pensar es en querer salir campeones del mundo. Tenemos que mentalizar no solamente a los jugadores; se lo tienen que creer los aficionados, los medios de comunicación y también ustedes".
Todos me miraron incrédulos.
"Es precisamente lo que estoy observando en ustedes. Y eso es lo que hay que trabajar. Porque para conseguir las metas, lo primero es creérsela. Y ustedes, con la cara que me pusieron, me dan a entender que no se la creen".
Les repetí exactamente lo mismo el 16 de noviembre de 2006, cuando fui nombrado técnico del Tri. Se los repetí a ellos, haciéndoles saber que para poder romper esa barrera de las semifinales en un Mundial, teníamos que creer que podíamos ser campeones del mundo.
Y si en el Mundial inmediato no se salió campeón, pero sí se llegó a la semifinal, ese sería un avance. Y al siguiente Mundial, como ya te diste cuenta que eres capaz, te la creíste y sigues con la idea de que vas a ser campeón del mundo, podría accederse a la final. Y así sucesivamente, siempre con la idea de ser el mejor del planeta.
La Selección actual va por buen camino. Se tiene que mejorar en algunas cosas, pero nada sucederá de la noche a la mañana.
Ahora que se empiezan a sentir los tropiezos, es cuando los directivos tendrán que mostrar su verdadero apoyo y protección, ya que la presión irá en aumento, porque nos estamos jugando el ir o no al Mundial de Brasil 2014.
La muestra de todo lo que he dicho anteriormente son los buenos resultados de las Selecciones Juveniles. Por mencionar uno, que es el que nos ha dado la mayor satisfacción en México, ahí tenemos la medalla olímpica en Londres, resultado del buen trabajo que se hizo en términos generales, de todos, incluidos dueños de equipo, federativos, cuerpo técnico y jugadores.
El roce internacional es necesario, fundamental para el crecimiento individual, pero también en lo colectivo. Mientras más, mejor.
Eso ha sido clave para mejorar la mentalidad de todos. Ojalá que haya más jugadores mexicanos en el extranjero, en cualquier país o equipo.
Tenemos que aprender de Brasil y Argentina, que tienen cientos de jugadores fuera de sus respectivos países y, sin ir muy lejos, habría que ver a la selección de Jamaica, que la mayoría de sus seleccionados que jugaron contra México (en el desafortunado empate a cero en el primer partido del hexagonal) juegan fuera de su país.
En este momento debe haber serenidad, coherencia, apoyo y respaldo.
Porque si queremos mejorar tenemos que trabajar todos, incluida la afición, en equipo.
Como mexicano, siempre cuando hay cualquier tipo de competencia que incluye elementos de nuestro país, los respaldo y apoyo. Y cuando no se da el resultado deseado, me siento desilusionado, triste y me da pena que no actuemos como en otros países, que se apoyan incondicionalmente.
Envidio que en México no se dé igual, como, por ejemplo, sí pasa en España en el deporte, en China en el trabajo, o en Estados Unidos en patriotismo.
¡Que te lo digo yo!