El precio del petróleo, países exportadores (1)
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Si bien hay muchos jugadores que forman un papel integral en el desarrollo de la industria petrolera - desde compañías transnacionales integradas como Shell, BP, Exxon Mobil Chevron, etc., pasando por compañías nacionales como Pemex, PDVSA, Saudi Aramco, etc. hasta las empresas de servicios, refinadoras, perforadoras, etc. -en la actualidad nadie tiene un impacto más significativo el precio del petróleo que los países que dependen de su exportación para mantener su economía.
Para desarrollar esta idea, en los siguientes dos artículos trataremos la perspectiva de los países exportadores e introduciremos en la ecuación el factor político.
Empezando de una forma conceptual, dado que el petróleo es normalmente un recurso federal, los países exportadores cuentan con él para su presupuesto. De esta manera el gobierno dice: nosotros tenemos que vender tantos millones de barriles por día, a un determinado precio, para mantener su presupuesto y asegurar la continuidad de su desarrollo. De lo contrario, no contarían con ese porcentaje del presupuesto para crear infraestructura, desarrollo social, salud, nómina gubernamental, etc. Así, diferentes estrategias políticas reflejan distintos valores en su balanza.
OPEP
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) es una organización internacional fundada en 1960 a la que hoy pertenecen Argelia, Angola, Ecuador, Irán, Irak, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Venezuela. En otras palabras, países exportadores que en su incepción se encontraban en vías de desarrollo.
La OPEP se creó con la intención de quitarle poder a las transnacionales para poder transformarse ellos en un poderoso cartel el cual, según su estatuto, pudiese estabilizar el precio del petróleo.
Empezar aquí es imprescindible porque ellos son quienes controlan poco más del 30% del mercado actual. Una figura que llegó a representar el 50% en los 70s (antes de que los nuevos competidores -como el gas shale- diluyeran su cuota de mercado ).
En octubre de 1973, los miembros árabes de la OPEP, junto con Siria y Egipto, decidieron imponer un embargo a las naciones occidentales (por su soporte a Israel) al reducir su producción de 20.8 a 15.8 millones de barriles por día (mbpd). Al mismo tiempo, decidieron subir el precio de exportación en 400%, con lo que, en poco tiempo, se produjo una gran escasez de la principal fuente de energía mundial.
Lo que siguió fue una crisis geopolítica (por no decir desastre) para los países importadores. En Estados Unidos solamente el precio de la gasolina llegó a subir de 7 a 32 centavos por litro en el pico de la crisis. Habrán de imaginarse ahora porqué adquirirla independencia energética llegó a convertirse en prioridad para EUA.
Actualmente, la OPEP ya no utiliza esta arma política. De hecho, considerando su dominio del mercado, normalmente se espera que, en casos de volatilidad, sean ellos quienes ajusten su oferta para nivelar los precios del mercado. Lo han hecho tantas veces que todos los focos de atención energética se dirigen hacia ellos.
Lamentablemente su misión de estabilizadores no ha sido muy efectiva en los últimos vaivenes. Por un lado, porque no siempre se ponen de acuerdo para cortar producción - dado que para unas naciones un recorte en el presupuesto les duele más que otras - y por otro, porque el efecto de los mercados a futuros les ha quitado fuerza en el corto y mediano plazo, ya que muchos países prefieren importar por ese medio para asegurar un costo a futuro.
Sea cual sea el pasado, su posición actual es histórica. No sólo no están dispuestos a reducir su producción, sino que también han dicho claramente que no lo van a hacer aunque el precio baje a 20 dólares por barril. Uno se preguntaría porqué habrían de hacer esto si se estima que el grupo está llegando a perder 37% de sus ingresos este año . Para responder, el argumento es “Achís – palabra árabe que denota interpelación – ¿porqué no mejor el resto del mundo baja su producción?”.
La razón es que si ellos llegan a bajar su cuota, esto abriría la puerta para que la sobreoferta encuentre nueva clientela ó, peor aún, para que las naciones importadoras extraigan sus propias energía. Ambas opciones generarían una inaceptable pérdida de cuota de mercado. La incertidumbre ahora es que si no son ellos los recorten su producción: “¿Ahora quién podrá… ponerle un piso al desplome del precio del barril?”
@merlinken