80 por ciento del agua contaminado por descargas industriales
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¿En qué momento se validó la idea de que el agua potable les pertenece a algunas empresas, cerveceras y corporativos internacionales? ¿En qué momento el gobierno ha considerado legítimo despojar de los derechos humanos a sus habitantes, entregando concesiones de agua que no son claras en sus alcances, a particulares?
Si bien, es primordial el esfuerzo por conservar el agua potable, que en algunos casos muestra cómo privatizando su servicio, contribuye a una medición sistemática del agua presente y al monitoreo para la resolución de fugas con tecnología avanzada -entre otros beneficios-, también es cierto que entonces se estaría entrando a una afirmación terrible: el cuidado del agua potable solo está seguro en manos de empresas o corporativos que además asesoren a los gobiernos. ¿Es posible sostener esta afirmación en forma permanente? Si se acepta, implicaría que los gobiernos reconocen como algo normalizado e indestructible a la fallida administración municipal de los sistemas de agua potable, así como a las prácticas corruptas o clientelares. Entonces, este escenario deriva en la percepción de que quienes recibieron el mandato -a través del voto-, de cuidar no solo el agua, sino todo lo que la naturaleza otorga para su consumo y transformación, no son capaces de administrar ni de cuidar el agua potable, el elemento primordial para la vida.
¿Qué alcances tiene este estado de cosas? La migración masiva al modelo privatizador de la administración de agua. Y esta tentación es real, ya que existe sobre explotación, contaminación y mal uso de las fuentes de agua. Además, actualmente 12 millones de mexicanos no tienen acceso al agua potable.
Es absurdo pensar que la ciudadanía vota por gobiernos que aceptan que no pueden modificar sus procesos de gobierno y que además están convencidos de que no lo harán, por lo que es deseable transferir estas obligaciones a particulares. Hay mucho trabajo pendiente simplemente en el análisis del por qué los sistemas municipales de agua no funcionan, y más labor en la propuesta de qué se podría modificar para que de veras funcionen.
Si un gobierno no está preparado para cuidar el agua -léase federal, estatal o municipal-, estamos frente a un régimen que da trabajo a servidores públicos que no han comprendido la gravedad y las consecuencias de este hecho. El agua se usa para casi todos los procesos y actividades tanto productivas como de salud y qué decir del rubro alimentario.
Por otra parte, la contaminación de los cuerpos de agua alcanzó el 80 % con contaminantes procedentes de descargas industriales. Esto nos habla de una crisis hídrica provocada por proveedores que generan productos, dan trabajo y se constituyen en la fuerza económica que, por lo tanto, no es regulada en su totalidad. Se prefieren empresas que se queden aún y cuando expolien los recursos, y salarios, contaminen el agua y no consideren esfuerzos para tratar dentro de sus instalaciones, el agua empleada en los procesos industriales.
Tenemos por otro lado el recrudecimiento de la fuerte sequía ya presente en el país. Sería irresponsable echar campanas al vuelo y decir que en Saltillo hay suficiente agua para el crecimiento que se comparte, llegará, con nuevas empresas abastecedoras o armadoras, pues aún y cuando se indique por parte del INEGI que la mayoría de los mexicanos tienen acceso al agua potable, no se dice que a ciertas zonas llega en pipas y que no existe acceso a ella las 24 horas en los hogares.
Recientemente con el anuncio de la llegada de TESLA a Nuevo León -un estado desértico como Coahuila-, se enmarca el hecho de que en la región sureste de Coahuila hay agua tratada, específicamente en Saltillo. Aquí es importante señalar que hay agua tratada que requiere urgentemente su uso para liberar caudal de agua potable. Una legislación que obligue al uso de esta agua tratada es impostergable. Aquí existen especialistas capaces de hacer adecuaciones para dar tratamientos adicionales al caudal de agua tratada existente, de acuerdo a cada caso. Agua proviene del latín aqua del que derivan acuarela o aguamanil.