En 1985, la película “Back to the future” nos enseña, a través de la ciencia ficción, la posibilidad de viajar en el tiempo para poder influir en el curso de los acontecimientos. Es algo increíble. Pensar, imaginar y realizar.
Esta historia de ciencia ficción es fascinante. El joven McFly es transportado en un automóvil DMC DeLorean, con la máquina del tiempo construida por Doc (el excéntrico científico). Después de viajar al pasado, McFly tiene que regresar al futuro para corregir el presente y tener, obviamente, un mejor destino para su futuro. Siempre la hora es clave. El reloj de la plaza marca el tiempo que al final marcará el curso de la historia. Hay que estar siempre a tiempo. Si no el futuro es impredecible. Si no el pasado te sigue. Si no el presente es inalcanzable.
El ir y venir en el tiempo, sin duda, es algo fascinante. No sé si algún día la humanidad podrá crear una máquina para poder ver el pasado o el futuro. Lo que sí sé es que, a través de la imaginación, sí podemos viajar en el tiempo para recordar lo que hemos hecho, lo que hacemos y lo que haremos. Hay que andar a tiempo en el camino de nuestra vida.
Hay cosas, por supuesto, que no podemos saber ni predecir. Esas son parte de lo maravilloso que es la vida: la incertidumbre. No se puede vivir en la certeza. Necesitamos siempre dudas para avanzar. Existimos −como decía Descartes− porque dudamos. Dudamos porque pensamos. Pensamos −y realizamos− nuestro destino porque somos personas libres y autónomas para decidir nuestro camino.
INFORME AiDH
Durante la semana, la directora de la Academia IDH, Irene Spigno, nos presentó su informe anual de actividades. Los resultados académicos −como siempre− son muy satisfactorios. Pero cada año son más y mejores. Son una máquina morada. La Academia IDH se ha convertido en un centro de investigación y educación muy relevante para Coahuila, para México y para toda la región interamericana. Sus libros, sus seminarios y sus informes son una referencia nacional e internacional que impacta en la realidad.
La casa morada es un gran hogar que la habitan personas comprometidas con su comunidad. El gran resultado es parte del trabajo que cada quien hace en su función. La suma de todo el esfuerzo es el que al final cuenta. Pero cada detalle es clave. Si en la cadena del esfuerzo alguien falla, el resultado también. Es un trabajo de equipo con un gran liderazgo que consolida el proyecto morado.
VI EL SUEÑO MORADO
Siempre me gusta oír el discurso “I Have a Dream” de Martin Luther King. Es fuente de gran inspiración. Pero creo que algún día se puede hacer otro discurso que se llame “I saw the future”.
Después de escuchar el Informe de la AiDH, me queda claro que vi el futuro. No tengo dudas. Tiene un gran futuro nuestra comunidad. La AiDH se ha convertido en un gran patrimonio universitario para formar a la próxima generación de juristas comprometidos con la ley de la dignidad humana.
No son sueños. Es lo que veo. Es el trabajo que durante más de una década se ha construido para transformar la realidad. Por eso regresé del futuro. Soy de los que cree en la idea de Peter Drucker de que “la mejor manera de predecir el futuro es creándolo”. La AiDH ha creado su futuro.
En mi experiencia personal es algo similar: si te esfuerzas, hay méritos; si hay méritos, hay resultados; si hay resultados, hay futuro. Es cada persona la que construye su devenir con lo que hace día con día. No necesitas el auto del futuro para saber lo que nos puede pasar. Sólo necesitamos manejar el auto del presente que nos llevará a los caminos que marcan nuestro destino. Por eso lo que hoy veo en la AiDH es fundamental para su andar. Es, con sus retos y desafíos, el camino de su futuro.
I SEE THE FUTURE
Hoy veo que sus jóvenes investigadores están iniciando su doctorado y hacen estancias de investigación en el extranjero, producen artículos y concluyen sus tesis doctorales. Mañana veo un cuerpo académico más consolidado, con mayor calidad y con un mayor compromiso social. Hoy veo que la AiDH produce libros e informes relevantes para difundirlos en los mejores espacios culturales del mundo. Mañana veo un gran prestigio académico porque esas investigaciones influyen en la solución de los problemas de nuestra comunidad.
Hoy veo una nueva generación de estudiantes de Derecho. Son más sensibles, creativos y comprometidos. Mañana veo a los agentes de cambio que ayudarán a mi comunidad a proteger, en forma efectiva y real, los derechos de las personas. Hoy veo una gran colaboración de la AiDH con la sociedad y el gobierno para construir mejores prácticas y políticas públicas en la protección de los derechos humanos. Mañana veo una política de Estado consolidada para avanzar en la agenda de los derechos humanos basada en la solución de los problemas actuales de nuestra sociedad.
Hoy veo una gran formación, capacitación y colaboración de la Academia IDH con las instituciones. Mañana veo mejores funcionarios con un enfoque de derechos humanos, al servicio de la sociedad. Hoy veo una gran académica, líder en nuestra comunidad universitaria, dirigiendo a la AiDH. Mañana veo a cientos de feministas moradas que, a partir de su ejemplo morado, luchan por una sociedad libre, igualitaria y solidaria.
Por supuesto, también veo más envidias, más difamaciones, más obstáculos, más ataques. Es normal. Pero son las mismas personas de siempre que, sin su gran ayuda, no harían posible que la casa morada trabaje con más compromiso, más profesionalismo y más creatividad para servir a nuestra comunidad.
Por todo eso: hoy regresé del futuro y veo un destino que está en manos de los que hoy trabajan, en sede universitaria, por hacer realidad la ley de la dignidad humana.
Hoy veo que el futuro se pinta de morado para tener mejores personas e instituciones para defender los derechos humanos. Es lo que al final un buen sueño puede generar para buscar un mejor futuro en nuestra comunidad.
El autor es fundador de la Academia IDH
Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH