Agua potable y drenaje de Parras, la urgente reconversión
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El agua de Parras se ha vuelto un tema tabú, un tópico de “grilla” que suelen manipular los oportunistas “defensores del agua” con fines de provecho personal en el ánimo de erigirse como las “almas grandes” del pueblo mágico. Se trata de farsantes que ignoran la ciencia del agua, la hidráulica, mecánica de fluidos, la geología y demás ciencias relacionadas. Protagonismo y estorbo son sus propuestas. Pero cierto es que la eficiencia y el correcto uso y manejo del agua son temas que ya no es conveniente postergar.
No está lejano el día en que la crisis del agua sea motivo de hechos violentos y tragedias. Santa Catarina, Nuevo León, donde viven más parrenses que en Parras, lleva un mes sin abasto de agua porque depende de Agua y Drenaje de Monterrey, empresa pública ineficiente, corrupta y obsoleta. La “caja chica de Samuel García”.
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Y así era el Sistema Municipal de Agua y Saneamiento de Saltillo (SIMAS), altamente burocratizado, con pasivos laborales, financieros y el amago sindical. El quemadero de equipos de bombeo y el despilfarro eléctrico. Problemas de cobranza porque es políticamente incorrecto cortar el agua a los votantes. La incapacidad de no saber calcular extracción y recargas. Desabasto constante y el desperdicio de más de la mitad del agua potable en la red de distribución por fugas y tomas clandestinas. Un desastre burocrático que, no dudamos, es lo que hoy padece el SIMAS de Parras. No por culpa de los operadores, sino porque ese sistema es ya obsoleto.
Pero llegó Óscar Pimentel González a la Alcaldía de Saltillo y, con su reconocido temple y firmeza, semiprivatizó el sistema y concesionó a una empresa privada la responsabilidad de producción, distribución, cobranza y todo lo referente a los servicios públicos de agua potable y drenaje. Este esquema mixto ha sido todo un éxito sin desabasto y a bajo costo para los usuarios y con la rectoría municipal.
De hecho en Parras, el SIMAS ha operado como si fuera una empresa privada para beneficio de un alcalde. Fue en el gobierno desastroso de Evaristo Madero Marcos, del Partido Verde Ecologista. Evaristo le rentaba pozos a SIMAS a costo millonario y el contador de su empresa de transportes, el rapaz Paulino González López, intervenía la caja de cobros de SIMAS y recogía el efectivo para llevarlo a la bodega privada de Evaristo, como si el SIMAS fuera una rama de su compañía. Puro latrocinio.
Hoy no pasa lo mismo, pero sí es necesaria la reconversión del sistema municipal. Habrá oposición de gente de mentalidad aldeana, ignorante, que no tiene idea del manejo del agua.
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¿Qué sistema nos conviene?, ¿el privatizado, el semiprivado o el público? Esa es una cuestión altamente politizada que enerva a activistas y a farsantes que, como acertaba Galileo, nada saben de las leyes del movimiento del agua.
En Parras hay muchos excesos de los usuarios en el mal uso del agua potable. Tomas clandestinas, riego de huertos y nogales, exceso de albercas y chapoteaderos, abuso de hoteles y posadas, fugas sin control y ausencia de medidores. Al alcalde Fernando Orozco Lara, recién reelecto, no le debe temblar la mano para prevenir una crisis de agua e instaurar sustentabilidad. Como Óscar Pimentel resolvió el problema, así será su mayor legado como el mejor alcalde de Parras. Digan lo que digan sus detractores, el beneficio a largo plazo será el mayor reconocimiento para Fernando Orozco Lara.