Apuntes sobre un magisterio inconforme

Opinión
/ 24 julio 2022
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“Un traidor puede más
que unos cuantos”.

Joan Manuel Serrat.

Recuerdo aún con emoción la narrativa de mi querida Soco Rodríguez Melo acerca de las jornadas que en defensa de los derechos de los profesores habían acontecido a finales de los años 50 del pasado siglo y en los que mi tío Joel Müller tuvo participación.

Este movimiento, en la época del general Madero, reivindicó al gremio magisterial el acceso a salarios dignos y prestaciones que dieran soporte a ello. Los líderes sindicales de la época fueron el ejemplo, por años, de honorabilidad, decencia y modestia en sus haberes y posesiones.

Pero tuvieron una falla: les salieron mal sus alumnos y sucesores en el trato sindical, y las generaciones que les precedieron resultaron todas unas fichitas en el manejo del patrimonio de los mentores, salvo algunas excepciones.

De repente, desde los ochenta, profesores que antes de entrar en funciones de poder en el sindicato llegaban en sus autos chocolates y vochitos desvencijados, luego se convertían en los nuevos ricos con camionetas del año, esclavas de oro a la muñeca, trajes brillosos, prominentes estómagos, residencias enormes de mal gusto y un voraz apetito sexual que cubrían con el patrimonio sindical.

Finalmente los Moreira se apoderaron de la Sección 38, primero directamente por parte de Carlitos y posteriormente, bajo el padrinazgo de este, imponiendo a su chofer como dirigente y hoy día a quien le organizaba las carnes asadas e “insumos” anexos.

Tal poder le fue conferido al mediano de los hermanos que llegó a cachetear a un rector de la escuela de cuadros del PRI y a exigir la reserva que Carlos hizo para sus particulares mieses, esas que le permiten viajar en familia por el medio oriente, pagar viáticos a sus colaboradores para asistir a la boda de su hija en el caribe y disfrutar de sus casas en San Antonio y la Isla del Padre, mientras los agremiados de a pie tienen que buscar trabajos adicionales o engordar marranos en vacaciones para completar el gasto. ¡Haya cosa!

Llama la atención, sin embargo, el contraste que existe en la Sección 38 del SNTE; por un lado la aguerrida acción de jubilados, pensionados y miembros activos del movimiento de dignificación del magisterio y, por otro lado, de una mayoría silente de maestros en activo que parecen continuar bajo el hechizo moreiriano hidalguense por no decir ni pío.

Plagada de irregularidades legales, la actual dirigencia de esa sección se sostiene en contra de los estatutos bajo el alegato de la pandemia, argumento infantil y siniestro que, como comentaba, se han estado engullendo los mentores sin preguntas y mucho menos reclamos.

Un clima de represalia y temor circunda entre los profesores, quienes piensan que −como en el pasado− opera la cláusula de exclusión y por ende pueden perder sus privilegios; sin embargo, es de saberse que desde hace años por ministerio de ley todas esas cláusulas de exclusión fueron prohibidas, pero si en el presente aún se establecen en los contratos, se tienen por no puestas.

En mis apuntes que tengo para ti, estimado mentor, te incluyo este kit de supervivencia sin necesidad de seguir manteniendo a esas panzas aventureras, que son tus dirigentes sindicales.

En su artículo 69 establece la Ley Federal del Trabajo de los empleados al servicio del estado que: “Todos los trabajadores tienen derecho a formar parte de un sindicato y a constituir sindicatos, sin necesidad de autorización previa. El trabajador ejercerá en todo momento de su libertad de adhesión o separación en un sindicato. Asimismo, a nadie se le puede obligar a formar parte de un sindicato, a no formar parte de él o a permanecer en el mismo”. Lo anterior significa que si un profesor o un grupo de profesores desean desafiliarse de su sindicato pueden hacerlo sin perder su trabajo y mucho menos las prestaciones de su contrato.

Asimismo, señala el artículo mencionado que: “La elección de las directivas sindicales se hará mediante voto personal, libre, directo y secreto de los afiliados (no por delegados ni menos levantando la mano en señal de voto), previa convocatoria que se emitirá con una anticipación no menor a quince días y que se difundirá entre todos los miembros del sindicato. Las elecciones que no cumplan estos requisitos serán nulas”.

Dejo la tarea a ti, compañero profesor, que tienes en tus manos el poder de hacer temblar a Carlitos, “La Jícara”, y a todos los demás sinvergüenzas que dejaron vacías las arcas con total impunidad y descaro. La fórmula está en Luther King: “El final de nuestras vidas comienza el día en que nos volvemos silenciosos sobre las cosas que importan”. Tú sabrás.

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