Block de notas (50): La voz de la sangre en Teuchitlán

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Con el papel como testigo y como siempre, un agradecimiento a mis editores y directivos de VANGUARDIA, hoy arribamos usted y yo gozosos, a la cifra cerrada de entrega 50 de este “Block de Notas”. No pocas. Cuando todo mundo y apenas lee por segundos en la red de redes y luego, deja tal o cual información, para saltar a otra en un nanosegundo. La brutalidad de la rapidez (inacción, al final de cuentas) en Internet no perdona. Por eso el mundo y México está como está: sumido en una de las peores crisis de su historia. Y no son palabras hueras, es la triste y terrible realidad.
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El mérito es suyo, no mío, yo sólo sigo sus comentarios y acotaciones. Gracias de corazón, palabra y pensamiento. ¿Por dónde iniciar, por dónde empezar cuando el país arde todo? Literal. No lo sé. Es la verdad. Todo está candente y todo admite una pronta reflexión. Somos un país de chocolate derritiéndose al sol. Lo de Teuchitlán, Jalisco, duele en el alma. Somos noticia internacional por la barbarie y salvajismo de nosotros, los mexicanos. Ríos de tinta están corriendo a nivela internacional al respecto. Pero esto y no otra cosa es lo que nos retrata de cuerpo entero: somos depredadores, salvajes.
Y usted y a nadie más me ha pedido y me ha recordado la frase de quien primero lo olfateó en el ambiente, el mejor reportero del mundo, John Lee Anderson, quien en el 2010 en una entrevista de banqueta, lo dejó en letra redonda en Zacatecas (tierra de Morena, tierra de narcotraficantes, de criminales y tierra ya perdida en este momento). Su cita la cual usted ya se sabe de memoria es la siguiente: “Ustedes los periodistas mexicanos tienen que averiguar qué es lo que enmascara a la sociedad mexicana para encerrar en su seno tanta violencia... no es posible que tanta violencia y que criminales tan sádicos, tan imaginativamente sádicos hayan surgido de pronto en el panorama mexicano. Algo esconde la sociedad mexicana que lo fue incubando durante años y años”. Los especialistas hablan de que en ese osario, ese campo de exterminio en Jalisco, al menos deben de haber muerto mil 500 seres humanos. ¿Igual a la Alemania Nazi de Hitler? No, es peor. Porque en teoría y sólo en teoría, no estamos en guerra. ¿Hay culpables? Claro, tienen nombre y apellido: Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum.
Nota 1: “La voz de la sangre”. Aquí y ahora, dentro de esta columna de “Block de Notas” vamos a inaugurar esta sección o apartado. La historia es sencilla y usted la conoce: Caín mató a Abel. No el amor, la compasión, la ternura, la solidaridad, el compromiso, la fraternidad son los primeros sentimientos en la historia bíblica, no. lo primero que nos nutre es la ira, el odio, el rencor, la envidia, el rencor... luego llegará la muerte, el asesinato, la sangre.
Nota 2: La cita textual en Génesis es la siguiente. Usted la puede leer completa en Génesis 4: 9 y 10. Es lo que sigue:
“Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano?Y él respondió: no sé ¿soy yo guarda de mi hermano?Y él le dijo: ¿qué has hecho? La voz de la sangreDe tu hermano clama a mí desde la tierra”.
Parafraseando al escritor bíblico, la voz de la sangre de todos nuestros hermanos mexicanos, clama a nosotros los vivos desde esta tierra llamada México-cementerio. Un terrible y horrendo osario nacional.
ESQUINA-BAJAN
Nota 3: ¿Cuál es el plan o derrotero de esta nueva sección dentro de esta columna? Sencillo: documentar hermenéuticamente el largo, larguísimo rosario de violencia, sevicia, sangre, crímenes, asesinatos, animalidad la cual nos acompaña a los mexicanos desde siempre. Tal vez y sólo tal vez, sea nuestro ADN. Hoy iniciamos esta “Voz de la sangre”, la iré numerando para su colección respectiva. Creo, lo voy a sorprender.
Nota 4: ¿Cómo afianzaría usted lo mexicano, lo nacional? ¿Hablar de la Revolución Mexicana? ¿Se trata de afianzar lo muy mexicano? Pues entonces se aborrece de lo extranjero, de lo “otro”, de lo llegado de otras tierras y es lo que prefieren los caciques, el gobierno en turno, los federales, los curros o cualquier hombre de poder en México, desde siempre.
Nota 5: Tiempos violentos en la Revolución Mexicana, donde se mataba por un trago, una cerveza o bien, por comida. Un personaje de cantina, de la tropa de Demetrio Macías espeta mientras liban generosas tandas de cerveza y tequila: “Yo, en Torreón, maté a una vieja que no quiso venderme un plato de enchiladas...” La cita es de “Los de abajo”, de Mariano Azuela.
Nota 6: Así es esto, son, serán fragmentos de furia y sangre. Descarnados siempre, pero llenos de una belleza plástica aterradora, los cuales dejaron tatuados en roca, escritores nacionales y extranjeros observando eso llamado el “alma nacional”. Hoy es Teuchitlán, Jalisco. Pero ayer fue “El pozolero” y sus decenas de muertos. La masacre de San Fernando, Tamaulipas; la masacre de Allende; las fosas de Durango, Michoacán, Guerrero, Veracruz...
LETRAS MINÚSCULAS
“La voz de la sangre”: “En la toma de Jiménez... quemaron con petróleo a los prisioneros, estaba de moda”. Los carrancistas asesinando a los villistas. Así ha sido siempre. Es Nellie Campobello en su libro “Cartucho.” Así es México y su brutalidad.