Candy Crush y el vestido rojo, maneras de no esconder nuestros talentos y tal vez salir ganando
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Se acuerdan de que juego Candy Crush, ¿verdad? Bueno, no sé si aplico lo que sé de la vida al juego o si veo cosas aplicables a la vida en el juego, o ambas dos cosas. Explico. Al pasar ciertos niveles adquieres barras de oro que sirven para comprar herramientas. En otros niveles se te otorgan herramientas o puedes ver comerciales y ganar herramientas. También podrías usar dinero real y comprar herramientas. Mi adicción no llega a ese nivel. Hay paletas que revientan dulces, cornetas que limpian el tablero, una mano que cambia la posición de los dulces, una rueda que cambia dulces comunes a dulces de rayas, una brocha que hace eso mismo, dulces con gragea que revientan todos los dulces del color que escoges, dulces envueltos que explotan y vacían espacios cercanos, llaves que abren jaulas. Una buena colección de cosas para poder avanzar de nivel a nivel.
Noté algo. No usaba ni las barras de oro ni las herramientas. Las guardaba. ¿Por qué? Porque yo creía que debía poder hacer todo en esta vida sin usar nada extra. Anoche contemplaba que todo eso que junto en Candy Crush es como los talentos y conexiones y amistades y beneficios que tengo en la vida por ser quien soy.
“Es que ella logra eso porque es muy bella.” Pues si lo que hace requiere belleza, que la use. Belleza, seguridad, apertura, fortaleza, astucia, familia, amistades, idiomas, inteligencia, paciencia, experiencia, creatividad, aprendizajes, valentía, liderazgo, sensualidad. “Es que no se ganó el puesto por ella misma, sino porque habla tres idiomas.” Todo lo que tenemos es parte de quienes somos, y está para usarse.
Una mujer joven se quejaba de que no quería ser vista como bella, sino como inteligente. El grupo en que participábamos fuimos a celebrar un acontecimiento y las mujeres quedamos en vestirnos de rojo. ¡Señor vestidón se ha puesto la mujer! Corto, entallado. ¡Se veía divina! ¿Y qué, si aparte de muy inteligente, es una mujer atractiva con un cuerpazo? ¡¿Qué tieeeene?! Usemos nuestros talentos, no los dejemos almacenados hasta que caduquen. Están para ser usados.
Encuesta Vanguardia
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