Cavilar la memoria
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“Las noches que ‘de claro en claro’ y los días que ‘de turbio en turbio’
empleaba cierto renombrado hidalgo en leer, yo las he dedicado
a una actividad acaso más devastadora: cavilar.”
Miguel Agustín Perales.
El origen de la palabra “sabio” viene del latín sapĭdus que en términos prácticos quiere decir “juicioso”, el diccionario etimológico menciona que, en origen, este adjetivo califica a lo que tiene gusto y sabor pero también contenidos, es decir, se le denomina de esta manera, al que acumula muchos conocimientos pero también mucha virtud, tiene la raíz en el verbo sapere, que significa saber. Sin embargo, el diccionario hace una advertencia: “no hay que confundir sabio jamás con inteligente, una persona puede ser inteligente, incluso muy inteligente, y en cambio no ser sabia en absoluto porque le faltan la formación, los conocimientos y los pasos de larga experiencia adquirida que permiten tantos criterios y actuaciones correctas en el conocimiento y en la vida”.
Cavilar, por otro lado es pensar con profundidad o intención en algo, aplicar el pensamiento de una forma detenida, sostenida e intensa, coincido con el autor de la cita que le da la bienvenida a este texto que cavilar es, en muchos casos, devastador. Pensar la memoria escrita, imaginada o creada.
Umbrales, el centro de Saltillo, es un libro publicado en 2022. Este libro recoge las interpretaciones de veintidos autores de distintas disciplinas a partir de la imagen de un catálogo de puertas, todas ellas, del Centro Histórico de Saltillo. Pero no solo eso, Umbrales es un compendio de imágenes hechas con palabras, imágenes de algunos lugares que hoy, a la vuelta de escasos dos años, ya no existen, umbrales que vieron pasar y suceder palabras, que ya no serán dichas para esa misma imagen, tal vez para otras.
En la página noventa y cuatro de este texto, hace aparición una puerta roja ubicada en la calle de Ramos casi llegando a Allende, Miguel Agustín Perales le da vida a esta imagen, ahí se encuentran esas palabras y ese lugar que hoy es distinto y único gracias a esta interpretación de esa persona que, hoy ya no está. Perales concluye que, “el mundo nocturno es el sólo genuino Universo, pues el diurno es, en realidad, un mero pluriverso: se escinde debido a la luz”. Porque ante la luz del universo diurno, como lo llama el filólogo, es una batalla de todos contra todos y se pregunta: ¿habremos de reconocer que la luz ha triunfado? Y él mismo responde: “No lo creo”.
“¿Es este el fin? Si.” Pero hay una esperanza, porque Perales afirma que Heráclito dice que en el fin, se encuentra también el principio. Así pues, de la oscuridad nace la luminosidad, del caos, el orden, de la inquietud la quietud, de la desolación, al gozo. El Profe Perales dijo que mantuvo un coloquio de sombras, “coloquio cuya conclusión ha sido, es y será siempre, la misma: el pluriverso es una fotofanía; una manifestación de la luz; pero el Universo -el Ser en su plenitud- es una manifestación de la oscuridad: una esciofanía”.
Umbrales permanece como un documento escrito y visual con base en el patrimonio arquitectónico como testigo de un tiempo y de diferentes vidas, de la historia, de la cotidianidad y la importancia de la memoria a través de un repositorio de palabras, ideas, reflexiones, interpretaciones que quedan guardadas y que trascienden a los vivos.
La sabiduría, el conocimiento que otorga la experiencia y el amor al estudio. Una sabiduría insondable, inabarcable, por esto, dedico esta entrega al Profe Perales: “Monólogo casi sonámbulo del farol. Esciofanía” es el último texto publicado de él en un libro, que sea entonces también un testigo de la cavilación de la memoria, que recuerde que en nuestra historia escrita, edificada pero sobre todo vivida se encuentra la oscuridad de la que partimos y la luz que buscamos.