Día Internacional del Libro: ¿Qué podemos perder si leemos?
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La lectura es una forma de entretenimiento que nos requiere usar la imaginación en lugar de simplemente mirar imágenes en una pantalla, es por eso que los libros son un aspecto valioso de la sociedad, pero no siempre fue así. Cuando se desarrollaron el vocabulario y la escritura, hace miles de años, se utilizaron tablillas de arcilla, esto evolucionó hasta convertirse en pergamino y papiro. La primera forma de libro la crearon los chinos en el siglo III, eran páginas gruesas, hechas de bambú, que se cosían entre sí. Pero todo cambió a mediados del siglo 15, con la imprenta de Gutenberg, pues provocó la revolución cultural y científica más grande de la historia, que sostiene una premisa básica: la Tierra no es el centro del universo y somos gobernados por leyes naturales ajenas a cualquier creencia religiosa.
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Los libros se hicieron accesibles para todos y fue así que pudimos disfrutar de la prosa y la poesía de innumerables autores y poetas, desde Cervantes, Shakespeare, Jane Austen, Mary Shelley, Víctor Hugo, Dickens, Tolstói hasta Kafka, Neruda, García Márquez y Hemingway. El Día Internacional del Libro fue establecido por la UNESCO el 23 de abril porque se creía que Cervantes y Shakespeare murieron el mismo día, un 23 de abril de 1616. Pero los expertos ya han rechazado esto al asegurar que el “Manco de Lepanto” murió el 22 de abril y que Shakespeare murió de cáncer un 23 de abril, pero del calendario juliano. Así que una vez que se ajustó el calendario, en el Reino Unido, sabemos que “El Bardo de Avon” murió en realidad un 3 de mayo del año 1616. Se trata, pues, de un error, en este caso afortunado.
No es la primera vez que la historia se equivoca, pues todos conmemoramos el nacimiento y muerte de Jesús en fechas erróneas, y ni quién se queje. Y es que ¿puede imaginarse un mundo sin libros? Los libros han derrumbado mitos y muros, permitiendo que millones de personas descubran la verdad de las cosas. Leer, aprender y descubrir son acaso la única oportunidad de cambiar la realidad y su maldita costumbre de asesinar nuestros sueños. Los libros son la oportunidad de dejar atrás la oscuridad que provoca lo que para Sócrates era, y sigue siendo, el “origen del mayor de los males del mundo y origen también de todos los demás: la ignorancia”. Los libros, los buenos libros, pueden acabar con dogmas, sacuden conciencias y pueden ser como escribió Kafka: “El hacha para el mar congelado en nosotros”.
Sin los libros habría sido imposible entender a Newton, las leyes, la de la Gravitación Universal, donde se prueba que los objetos se atraen unos a otros y que todo lo que sube tiene que bajar. Tampoco entenderíamos que no somos, no hemos sido ni tampoco seremos, el centro del universo, como escribió Galileo.
Es por “El Origen de las Especies”, de Darwin, que sabemos que los humanos no descendemos de Adán y Eva, y es gracias también a los libros que Einstein pudo imaginar que existe una curvatura en el espacio-tiempo y que el universo se expande. Sin los libros no conoceríamos a Homero y la antigua Troya en “La Ilíada” y “La Odisea”, y Sherezade no habría contado cuentos al rey Shahriar en “Las Mil y una Noches”, sin la Biblia no conoceríamos la vida y obra de Jesús en Galilea.
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Fue un libro lo que permitió a Oscar Wilde dar vida a Dorian Gray y la eternidad que buscaba, y con los libros viajamos con la imaginación a los confines del universo, como sugirió Sagan. Ha sido gracias a los libros que supimos de un atormentado escritor de Baltimore llamado Edgar Allan Poe, y de la lejana y siempre convulsionada Rusia de “La Guerra y la Paz” de Tolstói. Sin los libros no estaríamos celebrando la vida y llorando la muerte de García Márquez, cuya obra nos ayudó a rechazar la realidad como un hecho irrevocable. Sin el conocimiento que encontramos en los libros seríamos aún peores como humanos y nuestro mundo estaría aún más destruido. Hay quienes dicen que la lectura es una buena herramienta para la educación y para el desarrollo de la mente. Para mí la lectura es la gran oportunidad para desarrollar la conciencia. Celebremos el Día Internacional del Libro con la premisa de que lo único que podemos perder en el intento es la ignorancia.