Dictadura, monarquía y democracia representativa
Dracón era el nombre de un legislador ateniense que castigaba con la muerte a quienes incurrieran en delitos, aunque fueran menores
Según el Diccionario Panhispánico del Español Jurídico, la dictadura es un régimen político basado en la concentración del poder en una sola persona que lo ejerce sin límites. Una monarquía es la organización del Estado en la que la jefatura y representación supremas son ejercidas por una persona a título de rey o reina y la democracia representativa es un modelo de gobierno en el que el pueblo elige por medio del voto, a sus representantes en las cámaras y designa al Ejecutivo. Hoy en nuestro país se defiende la pertinencia de un sistema democrática, sin embargo nos encontramos en condiciones asimétricas como las vividas en la antigua Atenas.
Y es que el concepto democracia nace en el año 508 antes de nuestra era, en Atenas. Aquella forma de gobernar era todo menos democrática de acuerdo a nuestra mirada contemporánea pues como sabemos, había esclavos. La polis la regían aristócratas y tiranos que se mantuvieron en el poder mediante un sistema draconiano.
Dracón era el nombre de un legislador ateniense que castigaba con la muerte a quienes incurrieran en delitos, aunque fueran menores. Además, la aristocracia dentro de este modelo, estaba compuesta por quienes poseían títulos nobiliarios. Si vamos a la etimología del vocablo aristocracia, sus raíces griegas nos entregan aristos que significa los mejores y krátos que refiere a gobierno, por tanto esto quiere decir, el gobierno de los mejores. Por su parte, la palabra dracón proviene del griego drakon, que significa serpiente o dragón. De allí deriva también Drácula. Y es que drakein significaba mirar, pues estaba enlazado este vocablo a la serpiente que paraliza a su presa con la mirada.
En México actualmente hay formas de esclavitud, pues si atendemos al significado de esclavitud, refiere a una persona que carece de libertad por estar sometida a otra. Hay menores de edad que trabajan escondidos en fábricas y negocios, niñas que son vendidas por sus padres y trabajadores que se encuentran desempeñándose más allá de las horas permitidas; deben hacer su trabajo ya que de lo contrario, son despedidos. Y hoy como ayer, la gran mayoría de la población mundial requiere trabajar.
En la antigua Grecia, se calcula que los esclavos representaban un tercio del total de los pobladores. La mayoría de los esclavos en Atenas habían nacido en tierras lejanas y se apresaban por bandidos, piratas o bien, procedían de las guerras en donde mujeres y niñas también formaban parte de este botín. También eran vendidos por sus familias a traficantes en mercados de esclavos en Bizancio y Éfeso.
Las personas esclavas trabajaban como arqueros, secretarios, escribas o verdugos. Algunos ciudadanos compraban esclavos y les enseñaban oficios como la artesanía y el comercio para poder vivir en su retiro, del trabajo de estos esclavos. ¿Encuentran algún eco con el mundo actual?
El gran orador Lisias, orador ateniense, es considerado uno de los más altos expositores en la oratoria y la prosa oratoria de los siglos V al IV antes de nuestra era, poseía 120 esclavos para hacer funcionar su taller de armas, esto constituye la mayor empresa ateniense de la que se tenga referencia.
Y Sócrates, conocido mundialmente, como el resto de los filósofos de esas latitudes, estaba de acuerdo con la esclavitud. Pero ¿quién en la actualidad aceptaría ser esclavo aún y cuando se hiciera funcionar el famoso “criterio de autoridad” establecido por el pensamiento socrático? No olvidemos que la autonomía e independencia de cada persona, impide justificar su dominio por parte de otra persona.