El Armagedón de una regeneración

Vladimir Putin lo consiguió de nuevo. Sin oposición visible. Con la amenaza fantasmal de exilios en Siberia.

Donald Trump todavía va más allá. A la usanza de los dictadores. De no resultar vencedor en los comicios. Baños de sangre en los Estados Unidos de América.

En ambos lideres mundiales, el miedo es el mejor aliado.

Rusia aun no vence a Ucrania en una guerra fratricida. Tampoco tiene fecha de vencimiento. La paciencia de la comunidad económica europea o de la OTAN es el único freno real para Putin.

Otra época del siglo pasado, el experimento nuclear, del desarrollo novedoso de armas masivas, le habrían dado la razón con tan solo un par de días.

Del otro lado del Atlántico, Trump tampoco miente. Toda una horda de extremistas blancos, evangélicos y antinmigrantes, muchos de ellos minute man, a lo largo de la frontera con México, se dedicarían a cazar toda clase de ser humano, incluyendo afroamericanos, asiáticos, centroamericanos y sudamericanos.

Nuestro Armagedón electoral sugiere la rumorología de la intromisión de las manos oscuras del crimen organizado.

La gente de los carteles invertirán millones de dólares sucios, de sus negocios de venta en los Estados Unidos, para imponer desde la presidencia nacional hasta el alcalde del municipio perdido.

Cada una de las urnas electorales es un frente de batalla. El voto, proyectil efectivo, de favoritismo. Ya esta tamaleado todo. Dicen los humildes de la tierra. Xóchitl no puede. Claudia es la favorita de todos, hasta del presidente.

Abrir la llave de la sangre o poner un freno, es habilidad de la tropa ciudadana. Guardar al ejercito en el cuartel.

Descontaminar y arrestar a todos las policías municipales y estatales. Hasta donde llega el pulpo de colaboradores y soplones de las células criminales.