El costo económico de cerrar los puentes internacionales
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Hace menos de una semana, los puentes internacionales de Piedras Negras, Coahuila, fueron cerrados por parte de las autoridades norteamericanas, porque los migrantes estaban generando una situación de falta de control e inseguridad, allí mismo sobre los puentes. Como consecuencia, el tráfico mexicano hacia Estados Unidos en esa ciudad se desquició totalmente. El costo va más allá de los tiempos perdidos por miles de personas y camiones de carga, hay costos para la propia ciudad, que tiene espacios llenos de basura y otros desperdicios derivados de la pernocta de los migrantes, la inseguridad se “siente” aunque los indicadores aún no la reflejan, la mala imagen que se genera, entre otros. Sin embargo, para la economía también hay consecuencias importantes.
Para empezar, el cierre de puentes ha ocasionado que las exportaciones mexicanas se ralenticen. De un promedio de espera de dos horas por tráiler, se pasó a casi 12 horas en promedio. Imagine el daño que están sufriendo las empresas mexicanas. Por un lado, sus productos están literalmente parados en el cruce, lo que no les genera ingreso, y además afecta terriblemente la cadena de suministros en su totalidad. Hay pérdidas generalizadas para todos los participantes. Tome en cuenta que además de un dólar por debajo de los 17.50 pesos, el empresario ni siquiera puede cobrarlos a tiempo por esta situación. Por el otro, la cantidad de mercancía que no llegará a los anaqueles norteamericanos porque se echará a perder, tendrá consecuencias en términos de precios a ambos lados de la frontera. Piense en la cantidad de combustible que se gasta por mantener los tráileres encendidos mientras hacen fila para cruzar, empezando por este motivo las pérdidas son cuantiosas.
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Además, se generarán aumentos de precios importantes en ciertas industrias como la automotriz, de las más afectadas por el cierre, la electrónica y alimentos, que son las que más utilizan esta región del país para cruzar. En un momento en la historia en que no hemos podido regular las cadenas de abastecimiento a nivel mundial, estos cierres debidos a los migrantes, ocasionan un descontrol todavía mayor. Hay empresas que tienen inventarios “justo a tiempo”, estos son, que las materias primas están programadas para su utilización literalmente al minuto que llegan los transportes, no hay inventarios en existencia y en consecuencia las líneas de producción se paran.
Las pérdidas aún no se han cuantificado, pero serán millones de dólares en ambos lados de la frontera y las consecuencias se sentirán aún después de que se abran los puentes, pues tardará algunas semanas en volver a recuperarse el flujo regular de mercancías. Las empresas de logística también están sufriendo estragos en sus procesos y desde luego, en sus costos. Hay cientos de tráileres parados haciendo fila para cruzar. Esto es muy complicado para las empresas pequeñas que tienen 4 ó 5 vehículos y todos están literalmente atorados en la frontera. Estas empresas están acumulando pérdidas que difícilmente podrán recuperar, y es claro que sus precios verán un incremento importante para poder cubrir algo de lo perdido, sin mencionar que habrá otras tantas organizaciones que preferirán no viajar al destino fronterizo. Las empresas grandes de logística podrán hacer su “agosto”, ya que podrán cobrar lo que quieran, tomando en cuenta que su flota es tan grande que tener 10 ó 15 vehículos haciendo fila no será problema para ellas. Aunque hay algo que no he mencionado y que es importante, en este momento hay una escasez importante de unidades de transporte de carga a nivel mundial, y desde luego, de operadores de tráiler, tanto en México como en Estados Unidos, donde se ha dicho que faltan cuando menos 100 mil operadores de vehículos pesados. Vea lo que está ocasionando el cierre de los puentes a nivel internacional.
Los costos ambientales también son inmensos para Piedras Negras, que tuvo la “suerte” de tener las condiciones óptimas para ser seleccionada como la ciudad ideal para cruzar ilegalmente a Estados Unidos. Tantos vehículos parados generan una cantidad estratosférica de dióxido de carbono (CO2), lo que ocasiona un incremento importante de enfermedades respiratorias principalmente para los habitantes de la ciudad. El tráfico en las áreas cercanas al cruce fronterizo también tiene una carga vehicular importante que incrementa los tiempos de desplazamiento para el tránsito local. El comercio empieza a quejarse de que han perdido clientela porque ha habido gente que ha preferido no comprar para no enfrentarse a largos periodos de espera en los automóviles. Si a eso se le agrega que la población percibe cierta inseguridad (fundada o infundada, no importa porque es percibida), es una combinación que daña al comercio local y que no se ha atendido como me han comentado algunos empresarios de esa ciudad.
Está claro que alguien ha fallado evidentemente en este asunto, las pérdidas diarias así lo demuestran. No hay control sobre los migrantes para evitar una situación, como la mencionada, que nos está costando a todos los mexicanos. Este asunto contribuye a la inflación, a la generación de empleos, al pago de salarios, porque habrá personal que se mande a vacaciones adelantadas porque no habrá material para producir. Eso, en consecuencia, afectará el ingreso de las familias y al consumo agregado. Esto no se puede cuestionar, pues esto es consecuencia de una ley económica. Insisto, nadie se ha pronunciado por tomar “cartas en el asunto” y resolverlo para que no vuelva a presentarse. No podemos pagar como mexicanos, costos por una migración que no es nuestra. Estados Unidos nos genera una problemática, que ellos se evitan, y México como país, no ha creado los esquemas necesarios para atender este problema. Sin embargo, tampoco las autoridades estatales han asignado presupuesto suficiente para encontrar una solución, aunque legalmente este asunto es federal.
Este es uno de los primeros retos para la nueva administración de gobierno del estado. Se quiera o no, habrá que crear los mecanismos para evitar perder nuestra competitividad, porque esos puentes internacionales representan la salida de los productos coahuilenses al mundo. Si queremos seguir creciendo como lo hemos hecho hasta ahora, el problema migratorio tiene que ser de Coahuila y no de la Federación, porque está claro, desde la Ciudad de México, el problema no se ve. Al menos así lo dicen los otros datos.