El cuento de nunca acabar: el Metrobús

Opinión
/ 14 noviembre 2021
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Esta semana se cumplen cinco años del inicio “oficial” de los trabajos del Metrobús Laguna, y digo oficial porque el proyecto tiene sus orígenes e inversiones desde 2014. Cinco años de excusas, mala planeación, malos trabajos y una verborrea política realmente vergonzosa.

Y no, la pandemia no es la razón del fracaso. Fue la cereza del pastel a un proyecto sin pies porque antes de la pandemia sumaban tres años y medio sin concluirlo y, sobre todo, sin rumbo. Pero ahora usan a la pandemia como villano favorito para cubrir las torpezas de un proyecto que nació amputado.

Los aforos difícilmente se van a recuperar en el corto plazo, y mientras eso no exista, los transportistas no querrán invertir en camiones costosos. Según el último Análisis Costo-Beneficio se requieren mil 43 millones de pesos para adquirir la flota de autobuses en la línea troncal y las rutas integradoras. El negocio no existe y posiblemente no existirá nunca.

El gobernador Miguel Riquelme fue claro la última vez que habló sobre el tema: no se subsidiará el tema del transporte, quieres los mejores camiones y el proyecto “va porque va”. Pero los transportistas tienen otra opinión: es necesario el subsidio como en otras partes del País, no son rentables los camiones que quieren y sobre todo no son técnicamente viables por las calles de la ciudad, entonces el proyecto no seguirá si no es redituable.

Mientras no haya acuerdos, el tema de la movilidad en la región es deplorable. Los camiones siguen haciéndose viejos porque, ante la incertidumbre, nadie quiere invertir en nuevas unidades. El tema de movilidad no es asunto que se atienda.

El crecimiento urbano de la Zona Metropolitana de La Laguna −dice el diagnóstico de ONU-Habitat en el Índice de Ciudades Prósperas− se ha dado de forma extensiva hacia las zonas periféricas. Este crecimiento hacia la periferia implica una mayor dispersión de la población y centralidad de las actividades comerciales, industriales y de servicios, además de mayores desplazamientos y la creciente necesidad de mayor dotación de infraestructura y de prestación de servicios; entre los que se encuentra el transporte de personas.

El diagnóstico refiere que en la región se tiene un porcentaje menor a la media nacional en cuanto a uso de transporte público como medio para sus desplazamientos a la escuela y al trabajo, esto como consecuencia de las condiciones ineficientes del sistema, donde el transporte público se percibe precisamente como una condena.

No deberíamos aspirar a tener coche, sino aspirar a una ciudad accesible e incluyente donde todos por igual podamos usar el transporte público como medio de traslado. Y el Metrobús era una buena opción para combatir este problema.

Pero el transporte actual no es de calidad. Y no lo es, esencialmente porque se percibe al transporte público como una cuestión clasista, como si al subirse a este automáticamente se viviera en la base de la pirámide social, y no como una opción donde igual lo usen ricos que pobres. En el momento en que el transporte público sea opción para ricos y pobres, y no como una condena, en ese momento habremos ganado una gran batalla en temas de movilidad.

AL TIRO

¿El proyecto del Metrobús alguna vez verá la luz? En mi opinión esa luz está todavía lejos de verse en un túnel donde abundan más las malas planeaciones, los pretextos, el negocio y los intereses políticos.

A todos nos conviene un mejor transporte. Pero cinco años y contando para concretar el proyecto del Metrobús es una aberración, un ejemplo de malas prácticas políticas, un reflejo de mala administración política, el prototipo de una ejecución que se hace sin importarle la ciudadanía. El Metrobús Laguna es la obra que ejemplifica la podredumbre política.

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