El desamor gastronómico

Opinión
/ 13 agosto 2024

¡Que alce la mano quien diga en medio restaurantero que no tiene problemas de rotación y falta de personal!

Con esta pequeña estrofa que se canta todos los días en la mayoría, si no es que todos los restaurantes. Increíblemente nadie sabe dónde trabajan todas las generaciones que salen de la escuelas y universidades.

Creo que la manera más honesta de vender la carrera es mandar a la próxima estrella de la cocina quince días a trabajar antes de pagar dos ó hasta cuatro años de carrera para no saber pelar una papa, tatuarse los brazos con cuchillos y molcajetes, inventarse una firma y lucir filipinas de marca.

Los padres de estos muchachitos estarían muy agradecidos de no gastar para que su chamaco estuviera viendo cómo hacerse viral en Tik Tok, rock star y presentarse por todas partes como chefs cuando no llevan ni un 1/8 octavo de camino recorrido.

La falta de humildad, de disciplina, de amor al oficio ha creado una verdadera señal de alarma en el gremio. Donde ni siquiera se puede dar una orden, establecer una horario es de acuerdo a sus necesidades no a los lineamientos y necesidades del lugar.

Ahora que todo es exhibicionismo, existen paginas donde recriminan al patrón por prepotente y mezquino, miserable y mala paga.

Ante esa exposición a la cual nos enfrentamos todos, ya han creado todo tipo de páginas denigrando a los propietarios de algunos sitios. Algunos con razón pero la mayoría es una forma de confirmar que si existe un desamor. Si no desean estar parados sudando, a presión, existen otras carreras donde están sentados y con clima.

Generalizar las circunstancias, salarios, prestaciones etcétera, es casi imposible. El IMSS sólo aplica cuando desean poner una demanda ya que no irán a menos que sea algo grave.

Las recetas, algunas hechizas de las farmacias genéricas para justificar la resaca. Verdadera razón por la cual faltaron, a parte de que ya enterraron a todos sus parientes, enfermaron a su mamá, fueron al quince años de la prima del tío que fue padrino del bautizo de su hijo. El velociraptor que se atravesó por todo V. Carranza y vías alternas para justificar la hora y media tarde y ni sé diga si se les presentó un ovni en pleno periférico.

Y no sólo es la cocina, hablemos un poco del servicio... El celular, la falta de productividad, de atención, un día voy mañana no, bueno mejor si y resulta que siempre no. Algo así cómo las aguas del chavo del ocho que son de fresa y saben a tamarindo.

La amenaza constante de uno de los oficios más hermosos del mundo, está día a día en riesgo por esta falta de toda disciplina, de entrega. Dicen que es una generación de cristal, otros que es una generación más sensible. Algo tiene justificar está falta de lealtad a ellos mismos, ni siquiera es un tema con el sitio en cuestión.

Sin duda hay excepciones, pero no conozco a nadie que no se queje del mismo mal. Se va perdiendo el gozo de cocinar sin tanta presunción, el gusto de hacer de la cocina la magia para crear un caos, el placer de que un comensal se vaya satisfecho.

Muchos agradecemos a estos programas dónde nos venden estos cocineros inalcanzables, es algo así como el sueño americano, donde tendrías que pasar el río Bravo con diez pencas de nopales en la espalda.

Un verdadero circo romano, marketing, redes y como me decía mi abuela: estos hacen mucho ruido, pero muy pocas nueces.

Que pasa no sabemos, lo que es real es que la cocina se está convirtiendo en una buena foto de Instagram.

Ande usté.

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM