El diálogo con Trump: ¿servirá aún de algo a México y Canadá?
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Cabría esperar que, en el diálogo que hoy sostendrán el presidente Trump y la presidenta Sheinbaum, triunfe la cordura y se abra camino el diálogo para entendernos
Luego de un fin de semana dominado por los posicionamientos de múltiples actores de la vida pública en Canadá, Estados Unidos y México, en torno a la imposición de aranceles por parte del gobierno de Donald Trump, el presidente del vecino país dijo ayer que, antes de ponerlos en vigor, sostendrá conversaciones con sus socios comerciales hoy.
El anuncio trajo un poco de alivio a los mercados y estabilizó la paridad entre el dólar estadounidense y el peso, la cual rebasó ayer la barrera de los 21 pesos, nivel que no había alcanzado desde octubre de 2021. La expectativa es que la charla de hoy pueda abrir camino al entendimiento y eso otorgue certidumbre de cara al futuro.
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Y es que los especialistas coinciden claramente en al menos dos cosas:
La primera es que, frente a la imposición unilateral de aranceles −y más si estos son de la magnitud de los establecidos por la administración Trump−, a México y Canadá no les queda más remedio que responder con medidas similares, o con una combinación de medidas arancelarias y no arancelarias que “emparejen” los cartones.
La segunda es que tal hecho abre la puerta al inicio de una “guerra arancelaria” de la que nadie puede resultar victorioso, sino que todos terminaremos perdiendo.
Esto último es así debido a la fuerte interdependencia de las economías de América del Norte, la cual deriva de tres décadas de haber creado un mercado común que en los hechos se ha traducido, entre otras cosas, en el establecimiento de cadenas de suministro que sacan ventaja de las reglas regionales favorables al comercio internacional.
Y es que si a la respuesta de México y Canadá viene un nuevo anuncio de Trump en el sentido de incrementar las tasas de los aranceles que ya impuso, eso solamente provocaría otra respuesta similar desde nuestro país y el de la hoja de Maple. A ese paso, lo único que puede garantizarse es que el comercio internacional se paralice, con todo lo que ello implicaría.
Es necesario tener claro, sin embargo, que el problema de fondo no son los aranceles sino, al menos en el caso de nuestro país, el reclamo de Trump en relación con la política migratoria, que permite el arribo masivo de inmigrantes a su frontera sur, y la forma como en México se tolera −e incluso se entra en complicidad con ellos− a los cárteles de la droga.
Estos temas, con toda seguridad, serán el núcleo de la conversación que hoy sostenga el principal inquilino de la Casa Blanca con la presidenta Claudia Sheinbaum y/o los funcionarios del gabinete federal.
Es de esperarse que las partes puedan coincidir en la inconveniencia de seguir la ruta de la guerra arancelaria y, a partir de ello, establezcan un mecanismo de diálogo que permita construir un plan de acción para atender los fenómenos migratorio y de tráfico de estupefacientes que reclaman, desde hace mucho tiempo, el establecimiento de una estrategia común que nos coloque a ambos países del mismo lado de la mesa.