El súper peso mexicano
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El peso mexicano se corona como una de las monedas emergentes con mejor desempeño en los últimos 12 meses, impulsada por una combinación de fuertes exportaciones a Estados Unidos, remesas enviadas por mexicanos desde el extranjero, la recuperación del turismo tras la pandemia y, sobre todo, un atractivo rendimiento en su deuda de mercado.
¿Estos efectos son duraderos?
La última vez que el dólar estuvo por debajo de los 18 ps fue el 26 de septiembre de 2017. Luego tocó su punto más alto en 25.12 ps por dólar, el 24 de marzo de 2020 con el inicio de la pandemia. Este miércoles pasado cotizó en 17.96 ps por dólar.
Vale la pena abordar de manera simplificada las variables que entran en juego.
Cuando hay mayor demanda que oferta sobre los productos, bienes o servicios, la inflación sube. Después de la pandemia, la escasez temporal sigue provocando que las personas estén dispuestas a pagar más lo cual genera inflación.
Para contener la inflación, Banxico aumenta la tasa de interés lo cual encarece los créditos, por lo que desincentiva el gasto. Hay también, quienes aprovechar las tasas altas para ahorrar.
La tasa de interés sube más en México que en EEUU por el riesgo país y el diferencial en la balanza financiera y de capital que desfavorece a México. Este diferencial se refleja en la tasa de interés (6% - 7%) entre México y EEUU haciendo que los grandes fondos internacionales demanden más pesos provocando que se aprecie ante el dólar.
El triángulo inflación - tasa de interés - tipo de cambio se equilibra por el comportamiento de la oferta y la demanda de nuestra economía y su relación con la de otros países. Su desequilibrio afecta nuestro poder de compra. De 1976 a 2023, el tipo de cambio comparable, pasa de 1.25 centavos de nuestro peso por un dólar a 18 pesos por un dólar. En ese mismo lapso el poder de compra del salario mínimo perdió cerca del 70% de su valor.
La historia del valor del peso nos dice que los desequilibrios del triángulo inflación - tasa de interés- tipo de cambio no sigue un patrón único. De 1976 a la fecha, ya son seis grandes crisis que han cimbrado la economía mexicana: el déficit fiscal en 1976, la deuda externa de 1982, la bancaria de1 994, la burbuja tecnológica en 2001, la inmobiliaria en 2008 y la pandemia del Covid en 2020. Las de este milenio han sido crisis globales y no exclusivas de México como las del siglo pasado.
Es tarea complicada saber qué pasará con el superpeso. Sabemos que debemos monitorear la inflación, el diferencial de las tasas de interés con EEUU, el comportamiento de las remesas y las exportaciones, el flujo del turismo y la baja constante de PEMEX. Sin embargo, muchos analistas de la economía coinciden en que si sucede una crisis con una posible depreciación, no se sabe de que tamaño será, pero muy probablemente suceda después de las elecciones presidenciales.
López Obrador se había distinguido por la austeridad fiscal como presidente y anteriormente como regente de la CDMX. La austeridad fiscal asegura que el gasto público sea menor a todo lo recaudado. Lo que a la postre, proporciona un marco relativamente seguro para contener una devaluación abrupta. Sin embargo, de la pandemia a la fecha ha gastado más de lo que ingresa. De seguir así, el déficit fiscal, mismo que causó la crisis de 1976, debe ser otra variable a monitorear.
Querido lector,
Durante el sexenio del actual presidente, el salario mínimo se ha recuperado un 11% sobre la inflación. Fuera de todo marco político, debemos exigir una rendición de cuentas que evite los desequilibrios que deprecien el peso y promuevan el aumento de un salario mínimo digno que brinde mejores oportunidades a quienes hoy saben, que con ese sueldo, no les alcanzará para que en casa puedan comer bien.
Agarren viada