Elecciones Poder Judicial: Las grietas en el camino de Sheinbaum (2)

Opinión
/ 11 junio 2025

Andrés Manuel utilizará a Sheinbaum para gobernar México a través de ella, sin percatarse de que terminará por destruirla y mandarla al basurero de la historia con su proyecto de la 4T y su legado amloista

Tercera grieta: Esta fisura tiende a ser letal en los próximos cuatro años por tres razones: una, el Gobierno Federal será incapaz de financiar al ejército electoral morenista con 1.1 billones de pesos anuales en programas sociales, con una economía precaria, una deuda y un déficit públicos por los cielos y un bajo crecimiento económico.

Dos, por más exitosa que sea la campaña de afiliación y credencialización morenista para lograr la meta de 10 millones de militantes en el país, la formación ideológica, disciplinada y profesional de estos militantes será casi imposible en tan poco tiempo. En el caso del PRI Coahuila, ejemplo nacional interpartidista, le tomó 25 años devenir en lo que ahora es, a pesar de todo y contra todo.

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Tres, si no hay un presupuesto sólido para mantener a la clientela electoral morenista, aun cuando esté afiliada y credencializada, ¿cómo podrá ser movilizada esa gente para ganar elecciones en 2026, 2027, 2029 y 2030? ¿Serán suficientes el encono y la rabia −no la militancia profesional o los programas sociales− para que Morena salga avante?

Cuarta grieta: Esta fractura está relacionada con la anterior. Contrario a Andrés Manuel López Obrador, ni Claudia, Andy o Luisa María (ya no digamos Adán Augusto o Monreal) tienen las cinco “C” con las que sueñan (con sentimiento guajiro en noche de luna) los políticos: carisma, conocimiento (o posicionamiento), credibilidad, confianza y cariño (de la gente).

Este capital político de López Obrador, resumido en las cinco “C”, es intransferible a una fallida activista del CEU, a dos nepo babies y a dos pitbulls que resguardan el Senado y el Congreso, respectivamente.

Ante esa imposibilidad, ¿cuál es la tarea urgente de Morena? Transformar ese capital político de AMLO −carismático, personalista y caudillista− en un gobierno y en un partido político −aterrizado, impersonal e institucional−. ¿Podrá Claudia hacerlo? ¿Podrán Andy y Luisa María lograrlo? Es una tarea imposible, porque ninguno de ellos, o cualquier otro al interior de Morena, posee un liderazgo carismático (más las cuatro “C”) que unifique −en el mejor estilo de López Obrador− a todas las tribus para edificar el segundo piso de la 4T.

La ironía es inescapable: Andrés Manuel utilizará a Sheinbaum para gobernar México a través de ella, sin percatarse de que terminará por destruirla y mandarla al basurero de la historia con su proyecto de la 4T y su legado amloista, incluidos.

¿O alguien, en su sana mente, pensará que esa versión tabasqueña del Dr. Jekyll y Mr. Hyde −que hace el mal con extremo placer sin mirar a quién− comprenderá el fin de su ciclo y delegará en Claudia, Andy y Luisa María el destino de la 4T? Imposible. Ese Jekyll y Hyde tropical también tiene la capacidad de destruirse a sí mismo, colgado de un árbol amargoso (propio de su finca en Palenque) y asfixiado por el nudo palomar (el más fuerte) de su megalomanía y mesianismo.

Quinta grieta: La derrota de Morena en las elecciones recientes (Poder Judicial, Durango y Coahuila) demuestra la debilidad de Claudia para unificar y disciplinar a sus gobernadores y militantes morenistas con el objetivo de alcanzar los 20 millones de votos esperados. Ya no digamos a la nepo girl Luisa María y al bien llamado “Andy”, con sus berridos de niño de pecho sentado en su carriola marca “Gold Plated Pram” (pieza única con un costo de 6 mil dólares), en pañal de seda guinda y tetera con fórmula Enfamil Reguline para el estreñimiento: “¡ya no me digan ‘Andy’, plis. Soy Andrés Manuel López Beltrán, hijo del mejor presidente de la historia de México. No me digan ‘Andy’, gachos, porque ese diminutivo demerita el legado de mi papi. ¿O tienen miedo de decirlo, culeys? ¿Quieren que los acuse con mi daddy? ¡No le saquen, méndigos, que también cargo mi carisma!”.

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Por ello, resulta increíble que dos estados priistas, de oposición −Coahuila, con 17.2 por ciento, y Durango, con 15.2 por ciento de participación electoral−, hayan obtenido más votos que cualquiera de los 24 estados gobernados por Morena y sus aliados.

Claudia es una presidenta que aspira a tener el poder presidencial, pero no lo tiene: vive, cada día, sitiada por casi el 50 por ciento de los integrantes de su gabinete de filiación obradorista, el Ejército, el Poder Judicial, la Fiscalía, así como por la presidenta y el secretario de organización de Morena, y la mayor parte de diputados federales, senadores y gobernadores guindas.

Estas cinco grietas permiten que una luz tenue penetre la oscuridad donde se encuentra el país. ¿Podrá la oposición partidista y ciudadana nutrir sus esperanzas y acciones de esa luminosidad? Esperemos que sí.

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