En México tenemos una autopista de seis carriles, pero nos quieren forzar a usar los extremos

Opinión
/ 16 abril 2023
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Hace unos días manejé por cuatro horas y escuchando un podcast en el que tocaron el tema de la polarización; me pareció que el diálogo (o falta de este) en México podría compararse con una autopista de seis carriles, de esas que vemos en la televisión en programas americanos, no por lo amplio del diálogo o por estar todos los carriles llenos, sino porque por alguna extraña razón quienes “circulan” (u opinan) en dicha carretera están obsesionados con sólo hacerlo por el carril izquierdo o el derecho. Los otros carriles parecen olvidados; se les ignora y eso genera embotellamiento (de ideas y propuestas) porque sólo caben los argumentos, ideologías, visiones y ocurrencias de quienes van por la derecha o por la izquierda, lo exagerado.

Lo curioso es que nadie parece ponerse a pensar que se podrían usar no sólo dos carriles de los extremos (los polos), sino todos los carriles, según convenga, y que alguien que a veces “circula” por el carril izquierdo o derecho puede, en ciertas ocasiones (o temas), cambiar de carril, rebasar por la izquierda o derecha y que no debe ser un requisito siempre circular (pensar) por el mismo carril. Reconocer que los carriles de las ideas en los que hemos estado circulando por años no tienen raya continua, nos debería indicar que no pasa nada si cambiamos de carril de vez en cuando, reconocer que en ciertos tramos del trayecto las condiciones de un carril o de otro son preferibles y no debemos, por terquedad ideológica o simple sesgo de rebaño, atenernos a sólo usar uno de los carriles, cuando pensamos, opinamos o actuamos.

Si seguimos con la metáfora de la autopista, podríamos señalar que las personas de una comunidad o de un país representamos perfiles de todo tipo y que, si fuéramos repartidas por distintos criterios entre los seis carriles de esa carretera imaginaria, deberíamos ocupar los seis carriles y no sólo los carriles de los extremos. Es decir, sabemos que tenemos perfiles distintos y que no sólo hay los que son como yo y los que son lo opuesto a mí. Sin embargo, los medios, los políticos, las redes sociales, nos quieren hacer creer que solamente hay dos “carriles” a los que podemos pertenecer y eso acentúa la polarización tóxica que prevalece.

Debemos ser más cuidadosos y no medir y atender cualquier tema desde la óptica de que sólo hay dos carriles diametralmente opuestos por los que podemos “circular”. A final de cuentas, la población y sus ideas, en casi cualquier tema, es probable que tengan una distribución normal en la que habrá una gran cantidad de personas (e ideas) que estemos en los cuatro carriles centrales, mientras que quienes tienen ideas menos populares o más radicales se encontrarán casi en el acotamiento de su carril, pero son los menos. Habrá quien te quiera decir que no hay de otra más que habitar al borde del carril izquierdo o derecho. Habrá un presidente (como AMLO) que pretende ver todo en función de una supuesta izquierda iluminada y una derecha adversarial podrida. Sin embargo, estoy seguro de que el mismo presidente sabe que cuando dice y repite ese rollo del “ellos vs. nosotros”, de “izquierda vs. derecha”, “los buenos vs. los malos”, sabe que no tiene razón. Que tratar de reducir todo a “estás conmigo o contra mí” es ridículo y hasta infantil.

Probablemente, es en este tema de la polarización infantil, sembrada en las mañaneras, pero atizada por una oposición hueca (no sólo los partidos, sino quien no tolera nada de lo que representa AMLO), donde se siembra la discordia y se mina el sentido de unidad nacional; en un país que necesita urgentemente usar seis, y no sólo dos, carriles de la autopista de las ideas, de las propuestas y de las buenas intenciones y obras. Pensar que sólo quien circula por los carriles de los extremos merece el micrófono y tiene algo razonable o relevante que decir, es no reconocer que hay una diversidad de mexicanos que no pueden ser encasillados a circular solamente por uno de esos dos carriles de extrema izquierda o derecha, ambos rancios, huecos e inútiles.

Empecemos por aceptar que hay más de dos carriles; que todos pretenden llevarnos a un destino. Alguno con tráfico más lento, más accidentes o baches. En otro habrá oportunidad de acelerar más o tener que rebasar menos. Circularán por cualquier carril, e incluso en contra, quienes no cumplen con las reglas de vialidad, quienes ignoran los señalamientos. Esperaríamos que la policía de caminos actúe de igual forma sin importar por cuál carril venga quien rompa el reglamento. Reconozcamos que el carril izquierdo y el carril derecho que nos han vendido hasta ahora son mucho más angostos, desgastados y limitados de lo que algunos quisieran.

La autopista ofrece mejores condiciones si nos salimos de esos reducidos extremos, a la hora de pensar y opinar, y que sería muy saludable ser capaces de usar distintos carriles para distintos temas, tiempos y momentos. Habrá situaciones donde moverse hacia la izquierda sea sensato y cuando ubicarse más hacia la derecha sea preferible. Pero recordemos que las rayas entre carriles no son continuas y se permite el cambio de carril y el rebase por ambos lados. A final de cuentas, las tribus escondidas, los moderados, somos más y estamos normalmente en el centro de la autopista a pesar de exageraciones, mentiras y fake news. No dejemos que nos fuercen a circular en carriles que no son para nosotros.

@josedenigris

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