Entre asesinos y resentidos sociales
Este nuevo asesino, a diferencia del de aquella historia que era perturbadoramente serial, es muy diferente al asesino a sueldo de esta
Esta semana coincidieron en estrenos tanto en streaming como en cines un par de películas cuya narrativa gira en torno al punto de vista de dos peculiares protagonistas: un asesino y un resentido social.
El primero de ellos se llevó a cabo el viernes pasado en la plataforma de Netflix y correspondió a “El asesino” (“The Killer”), el más nuevo filme del cineasta norteamericano David Fincher quien luego de haber realizado para esta plataforma la exitosa serie “Mindhunter” (2017-2019) y la biopic de la autoría de su padre Jack Fincher ganadora del Oscar “Mank” (2020), no tuvo problema para que el streaming le diera luz verde a esta nueva colaboración con el guionista de su clásico de culto de 1995 “Seven”, Andrew Kevin Walker.
Sin embargo, este nuevo asesino, a diferencia del de aquella historia que era perturbadoramente serial, es muy diferente al asesino a sueldo de esta que es interpretado por uno de los mejores actores de su generación aunque útimamente muy olvidado, Michael Fassbender (“12 años de esclavitud”; “Steve Jobs”), quien a través de cinco capítulos en los que se divide la historia vemos cómo del letargo de esperar a cumplir un encargo en el centro de París y el fallo en un trabajo asignado, pasa a las carreras, los guamazos y el enfrentamiento en general tanto a quienes lo contrataron como consigo mismo por las personas cercanas a él que se lleva de encuentro.
“El asesino” tuvo una crítica viral muy halagadora por parte de nuestro compatriota Guillermo del Toro a principios de esta semana en su cuenta de X al referirse a ella, entre otras cosas, como “ ... una bella película de Bronson si hubiera sido escrita por Sartre y filmada por Melville con la vivacidad de Siegel. Sin proponérmelo, poco después de ver “El asesino” me topé en la televisión con el clásico “Harry el sucio”, precisamente dirigida por Siegel y que tenía años de no ver, y como diría el personaje de Morgan Freeman al final de “Seven”, “me quedo con la segunda parte de la crítica” donde se refiere a que lo mejor de “El asesino” es que es grandioso ver cómo un artista del Séptimo Arte manipula una película palomera para llevarla a otras alturas.
Caso contrario, por desgracia, y aterrizando precisamente en cineastas mexicanos, es el estreno en cines de hoy de “Recursos humanos”, la más nueva cinta del irregular realizador Jesús Magaña Vázquez (“Abolición de la propiedad”; “El Alien y yo”) la cual, basada en su caso en la novela del escritor tapatío Antonio Ortuño, nos cuenta en una narrativa dividida en cuatro capítulos la historia de Gabriel Lynch (Pedro de Tavira), un resentido social según sus propias palabras quien trabaja como supervisión de impresiones en una compañía y al aplicar a una vacante para la gerencia decide rebelarse según su manual contra el liberalismo cuando sus superiores asignan el puesto a uno de sus familiares.
“Recursos Humanos” podría resumirse en pocas palabras como la resupesta ácida y literalmente oscura al éxito taquillero del 2019 “Mirreyes contra Godínez”, tanto así que incluso cuenta con la participación del Godín mayor de aquella, el actor Daniel Tovar, pero al moverse en un universo kafkiano con acentos argentinos por ser una coproducción mexicana con aquel país de América del Sur, pierde a los espectadores a medio camino a pesar de las buenas actuaciones de su protagonista, Tovar y Giuseppe Gamba, y la bella fotografía en blanco y negro de Alejandro Cantú (“El diablo entre las piernas”).
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