‘Fofo’ Márquez: ¿Víctima?
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¿Lo castigó Dios por compararse con él o fue una víctima de los tiempos posmodernos que entronizan la banalidad y la superficialidad como aspiración de vida?
Es imposible explicar la vida moderna sin los llamados “influencers”, por estar inscritos en una lógica de mercado que los requiere para vender una marca, comercial y/o política, en varias plataformas: Instagram, YouTube, TikTok, por ejemplo.
Gracias al trabajo de “influencers”, Dior, Chanel, Louis Vuitton y Versace multiplican sus ventas de manera descomunal en el mundo. Barron Trump, hijo de Donald Trump, fue crucial para ganar las elecciones de su padre, al jalar “influencers”, “youtubers” y “podcasters” populares para la Generación Z (nacidos entre 1995 y 2010) y simpatizantes del programa trumpiano llamado MAGA (Make America Great Again). Mariana Rodríguez, “influencer” regia, también jugó un papel relevante en el triunfo electoral de su marido Samuel García, gobernador de Nuevo León (2021-2027).
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Existe también una doble vertiente de “influencers” que hacen de la banalidad coloreada de superficialidad existencial una vocación de vida; la cual hace mella profunda en muchas de las mentes de niños y jóvenes del país, sin distinción de clase social. Por eso existe entre ellos la aspiración de reemplazar el estudio o la preparación profesional con el deseo de ser “influencers”.
La primera vertiente liga a “influencers” con integrantes del crimen organizado; su estilo de vida y los valores que representan.
Uno de ellos, el “influencer” Markitos Toys, cuenta con 4.15 millones de suscriptores; mientras su hermano KC tiene 1.28 millones. Los dos, originarios de Culiacán, son acusados por “Los Mayos” de tener nexos con “Los Chapitos” y de ser “prepotentes, prestanombres, abusones, alucines (que aparentan una vida que no tienen), violentos, financieros, colaboradores cercanos y lavadores de dinero (de ‘Los Chapitos’)”.
El pasado 9 de enero, “avionetas sobrevolaron Culiacán y lanzaron volantes que señalaban a 25 influencers de tener vínculos con la facción de ‘Los Chapitos’”. La lista incluía a cuatro de ellos ya eliminados, el último no aparecía en ella: “El Chilango” (octubre, 2019), “El Jasper” (noviembre, 2024), el “Gordo Peruci” (diciembre, 2024), Adrián Antonio López Iribe, hermano de “El Compa Camarón” (diciembre, 2024) y “El Pinky” (enero, 2025).
La segunda vertiente vincula “influencers” con el estatus social y económico para ensalzar como modelo aspiracional, para niños y jóvenes, ropa y relojes de marca exclusiva, automóviles de costo prohibitivo, comidas en restaurantes únicos, fiestas espectaculares, animales exóticos, mansiones inasequibles y viajes a sitios paradisíacos.
La única diferencia entre estos “influencers” y los anteriores es la falta de evidencia para ligarlos con el crimen organizado.
En esta vertiente aparece “Fofo” Márquez, llamado “el influencer millonario” por gastar hasta un millón en una fiesta, 7 millones en un par de tenis y decenas de millones en su colección de automóviles.
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Hoy llega para compartirnos su filosofía de vida: “Ya sé, ya sé que van a decir que soy demasiado nefasto, demasiado superficial, pero lo único que hago es realmente decirles la verdad: yo la rompí, me fui del otro lado, ustedes nunca lo lograron, gano más que sus papás, tengo sexo, mínimo, tres veces a la semana, probablemente tengo sexo con tu novia y tú ni en cuenta. Bueno, cada uno su vida, a mí me tocó romperla, ser una estrella y más cosas: famoso, poderoso, millonario, con buen cuerpo. O sea, neta, soy Dios. Conmigo nadie se puede comparar. No hay ser humano más perfecto que yo: soy joven y gano más que sus papás. Soy aparte poderoso, soy intocable. Y, como les digo, probablemente sus novias los están engañando conmigo. ¡Iluminare!”.
En días pasados, las autoridades del Estado de México declararon culpable a “Fofo” de feminicidio en grado de tentativa tras golpear brutalmente a Edith “N”, una mujer de 52 años, en abril de 2024. Por lo cual, será condenado a 17 años en prisión.
¿Lo castigó Dios por compararse con él o fue una víctima de los tiempos posmodernos que entronizan la banalidad y la superficialidad como aspiración de vida, ya normalizada entre la mayoría de los niños y jóvenes de México?