Garantizar la salud: ese es el reto fundamental
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Las protestas de pacientes que sufren enfermedades graves requieren mucho más que disposición al diálogo: demandan respuestas prontas y eficaces a sus necesidades
Uno de los temas que con mayor intensidad se han discutido en los últimos años en nuestro país es el relativo a la crisis por la que atraviesa el sistema de salud, lo cual se traduce en desabasto de medicamentos e incapacidad para ofrecer a todas las personas los tratamientos que requieren.
La situación ha provocado, en múltiples lugares, que los pacientes de distintas instituciones hayan realizado protestas, cerrando vialidades, además de interponer amparos para obligar a las autoridades a que no se interrumpan los tratamientos que les han prescrito.
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Eso ocurrió ayer en Saltillo cuando un centenar de derechohabientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que requieren hemodiálisis debido a que padecen problemas renales, cerraron durante un par de horas el bulevar Venustiano Carranza en demanda de atención.
Adicionalmente, un grupo de pacientes oncológicos denunciaron retrasos importantes en la entrega de los medicamentos que necesitan, así como la suspensión de los tratamientos de radioterapia. La respuesta que han recibido hasta ahora, señalan, es que no hay existencia de ciertos medicamentos en las farmacias del IMSS debido a un “problema de abastecimiento en el laboratorio”.
No estamos hablando de un problema menor. No se trata de alguien que necesita un medicamento para aliviar los síntomas de un resfriado o para combatir un dolor muscular. Estamos ante el caso de cientos de personas que padecen enfermedades graves y cuyos tratamientos no pueden ser interrumpidos, pues ello implica un riesgo potencialmente mortal.
Justamente por ello, no estamos ante la posibilidad de que las personas hagan frente, por sus propios medios, a la contingencia, pues aquí hablamos de tratamientos y medicamentos de alto costo para cuya adquisición los pacientes no cuentan con los recursos.
Frente a tal situación, lo de menos es averiguar quién tuvo la culpa de no haber realizado un trámite burocrático para que el pedido de medicamentos fuera realizado en tiempo y ello garantizara la existencia de estos en el volumen que se requiere. Tampoco se trata de saber por qué un equipo específico falló o no ha podido ser reparado.
Lo relevante en este caso es que la institución sea capaz de ofrecer una respuesta certera, es decir, que informe a sus derechohabientes la forma en la cual la situación será resuelta. Y por resuelta solamente puede entenderse una cosa: que los medicamentos se surtan en el menor tiempo posible y que quienes requieren sesiones de radioterapia o hemodiálisis las reciban de inmediato.
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Paralelamente, desde luego, debe atenderse el problema de fondo, es decir, la existencia de una planeación que garantice de forma permanente el tratamiento de las graves enfermedades que padecen los pacientes que ayer protestaron y todo aquel que sea diagnosticado en adelante.
En otras palabras, se trata de garantizar, en los hechos y sin excusas, el derecho a la salud que tanto se promete en los discursos oficiales.