Guerrero es un estado fallido con una gobernadora que se esconde

Opinión
/ 17 febrero 2024

¿Libros sagrados? Claro que los hay. Son La Ilíada y La Odisea, de Homero; la Commedia, de Dante; el Quijote, de Cervantes; las tragedias y comedias de Shakespeare; el Fausto, de Goethe; David Copperfield, de Dickens; La Comedia Humana, de Balzac; Los hermanos Karamazov, de Dostoievski; La guerra y la paz, de Tolstoi; Los miserables, de Victor Hugo; Madame Bovary, de Flaubert; La montaña mágica, de Thomas Mann; Las viñas de la ira, de Steinbeck; Pedro Páramo, de Rulfo: El Aleph, de Borges; Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez... Esos, y otros semejantes a esos, son a mi juicio los verdaderos libros sagrados. Los otros, los de las religiones, poco tienen de libros, y nada de sagrados, en cuanto han sido causa de guerras, matanzas y torturas; de divisiones y odios. Han sembrado intolerancias, fanatismos y violencias a lo largo de los siglos, y han puesto angustias, temores y falsas promesas en la vida de los hombres. Sólo he encontrado luz en las doctrinas de amor de Jesucristo, aunque me desconciertan algunos de sus actos, como el de los latigazos a los mercaderes, su maldición contra la higuera estéril o el despego que repetidas veces mostró frente a sus padres. Según el credo del cristiano Jesús es al mismo tiempo Dios y hombre, pero a mí San Francisco me parece más humano, y aun diría que es más cristiano que Cristo si no temiera incurrir en herejía, y sobre todo faltar a la querida memoria de mi abuela, mamá Lata, que veía en mí a una futura luminaria de la Iglesia porque a los 5 años de edad podía recitar completo el catecismo de Ripalda. Ahora bien: ¿a qué toda esta católica digresión tan poco católica? Me sirve de prefación o introito para comentar el hecho de que los obispos de Guerrero han debido entrar en diálogo con los representantes de diversos grupos criminales a fin de conseguir la pacificación de las regiones donde esos cárteles operan. Las enseñanzas bíblicas reprueban a quien anda “en concilio de malos”, pero no es posible reprochar la acción de los prelados, pues es fruto de la desesperación ante la actitud omisa de quienes deberían proteger a esas comunidades. La verdad es que Guerrero es un estado fallido en el cual no se sabe quién gobierna, no ya si el padre o la hija, sino el crimen organizado o el gobierno desorganizado. De ese caos es responsable AMLO por haber provocado condiciones que de improviso llevaron al poder a una señora improvisada, sin capacidad alguna para ejercerlo, y que con su incapacidad y dejadez ha hecho de Guerrero, y de Acapulco especialmente, un sucio botín para los criminales. De ahí la forzada intervención de los obispos, que en su trato con los delincuentes buscan proteger a sus respectivos pueblos. Un refrán cínico, pero realista –así son casi todos los refranes- dice: “Hágase el milagro y hágalo el diablo”. En este caso hágase el milagro y háganlo los curas, mientras la gobernadora se esconde y el presidente con minúscula, que parece llevar tapaojos, insiste en decir en su costosa –y mentirosa- propaganda matutina que los mexicanos vivimos en el mejor de los mundos posibles... Disiparé la gravedumbre de la anterior lucubración, que a muchos parecerá imprudente, con un pequeño relato de innocuo humor, y leve... La linda Rosibel se iba a casar. Le preguntó a su abuela: “¿Qué ropa crees que debo llevar a mi luna de miel?”. Sin vacilar le contestó la anciana: “Lleva una bufanda”. “¿Cómo una bufanda, abuela? –se rio la futura desposada-. Vamos a ir a Cancún. En todo caso llevaré un negligé”. “No –insistió la señora-. Tú lleva una bufanda. Yo también a mi luna de miel llevé un negligé, y tu abuelo me lo trajo de bufanda todo el tiempo”... FIN.

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