Hablemos de Dios 182
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TEMAS
Una de mis tesis nodales en la ya larguísima saga de hablar de Dios (no hablar con Dios, ojo), acercarnos a ese inasible Dios, reflexionar sobre Dios, ha sido siempre una tirada de naipes: nosotros los humanos inventamos a Dios. No queremos ser como Dios, no; nosotros lo inventamos, somos su creador, por lo cual somos Dioses y no pocas veces hacemos milagros.
Sí señor lector, hacemos milagrosos cuando usted le da pan, comida y agua al necesitado; usted hace milagros cuando se preocupa por su vecino en desgracia; usted hace milagros como Dios, cuando no pocas veces ayuda a sus familiares en desgracia. Cuando en la carretera se para ayudar o hacer una llamada al ver a una familia con su automóvil averiado... Usted no es como Dios, usted se convierte en Dios y hace milagros, créalo. Por eso la eterna pregunta ha sido siempre la siguiente la cual se hace el gran Goethe en uno de sus poemas (no menores a su obra dramática, “Fausto”): “¿Qué diferencia/ Dioses de hombres?”.
Por lo anterior, la lógica usted ya también la adivina: si nosotros inventamos a Dios y su corte de ángeles, querubines y todos los santos, pues también nos hemos preocupado por crear y alimentar a su antagónico, el diablo. En uno de sus poemas, el poeta ibérico José de Espronceda escribe:
“... donde falta Dios, el diablo alcanza.Yo a cada cual en su costumbre dejo,Que a nadie doy consejo...”
En este mismo y largo poema nos habla el ibérico de un personaje, de una anciana, la cual estaba atada a una vieja conseja: “... a San Miguel dos velas le ponía, y dos al diablo que a sus pies estaba,/ por si uno fallaba/ que remediase el otro su agonía...” Muy práctica y cuerda esta vieja del poema entonces: les enciende veladoras a ambos (al bien y al mal) para recibir favores. Si uno no contesta, contestará el otro. El pacto fáustico.
En este recorrido de textos al hablar de intercambiar al diablo nuestra alma (de existir) por bienes terrenales, le he presentado aquí varios ejemplos (bastantes, o casi todos son así) donde se menciona que el diablo para tentar o dividir al hombre (el diablo en su nombre, en su etimología lleva su condena: es el padre de la mentira, el que divide) se personifica como mujer. Una de las más hermosas mujeres, para ser sinceros. Así uno no se puede resistir a sus encantos.
¿El diablo fue creado por un varón y por ello de una cualidad misógina al respecto, dónde está la equidad de género y el grito de las féminas al vociferar que “todes” son iguales? Lea un poema de Luis Llorens donde nos habla de lo anterior y de plano lo presenta crudo y directo. Lea usted: “No importa si la flor es venenosa/ o es el infierno la mujer hermosa/ en cuya tentación he de caer/ Bendito sea el Diablo que me tienta/ si siempre ante mis ojos se presenta/ con una flor y en forma de mujer”. ¿Cómo se imagina usted al Barón Belcebú? Según Llorens, es una flor venenosa y una mujer hermosa.
ESQUINA-BAJAN
Otro poeta tan atormentado como el anterior, vaya que todos los poetas lo son (los somos, en honor a la verdad), el gran Charles Baudelaire escribió de plano las famosas “Las Letanías de Satanás.” Hay una imprecación a lo largo del poema, un estribillo machacón el cual imagino usted lo recuerda:
“¡Satanás, ten piedad de mi larga miseria!”
Baudelaire como todos los poetas y filósofos, lo sabe y lo repite: el diablo, Satanás, es un Ángel caído y expulsado del paraíso o cielo de Dios por haberle desafiado. En uno de sus versos se lee: “Tú, que conoces todas las cosas subterráneas/ familiar curandero de angustias humanas”
¿Debemos pedir a Dios que nos libre y libere de la presencia del maligno en las horas más altas cuando somos tentados por él? Hay un poeta que así lo cree y lo dejó por escrito. Es Nicanor Parra. Pero amén de liberarnos del demonio, éste pide en su texto que nos libere de “los comerciantes/ sólo buscan el lucro personal”. ¿Y los legendarios Romeo y Julieta, personajes de William Shakespeare? Pues también hay que pedirle a Dios que nos libere de ellos porque “sólo buscan la dicha personal”. ¡Tremendo este poeta, don Nicanor Parra!
¿Lo nota? Hay muchas maneras de perseguir a Dios o al demonio. Hay muchas y variadas maneras de acercarnos a Dios o al Diablo. ¿Usted con quién pactaría de verdad, si se le aparecieran Dios o el Diablo? Hoy para terminar esta exploración, nos detenemos en un poeta mexicano al cual usted y yo lo hemos explorado en clave divina, es Jaime Sabines. Su poema se llama “El diablo y yo nos entendemos”. Y bueno, si uno dice o siente que convivimos con Dios todos los días, a él enderezamos nuestras preces y peticiones y nos santiguamos e incluso, no pocos hermanos cristianos dicen que les habla todo el tiempo y claro, en sus templos de oración (lo afirman una y otra vez, que les habla todo el tiempo), pues entonces por qué no convivir con el diablo. Lea usted...
LETRAS MINÚSCULAS
“El diablo y yo nos entendemos/ Como dos viejos amigos/ A veces es mi sombra/ Va a todas partes conmigo...” El diablo forma parte de las creencias de las tres principales religiones y su cultura: los hermanos hebreos, los musulmanes y los cristianos todos.
Encuesta Vanguardia
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