¡Justiciera al rescate! Intervenir o no intervenir, ésa es la cuestión. ¿Es mejor involucrarme en lo que creo que es correcto, o permitir que las cosas caigan por su cuenta?

COMPARTIR
No creo que las personas sean inherentemente malos pero hoy veo como un hijo muy adulto desfalca a su padre, más adulto aún. El hijo de la tercera edad y el padre de la cuarta. Veo muchas series de detectives (reflejos de la vida) y sé que hay personas que matan a otras personas, que asaltan, abusan, torturan, lastiman. Y aún así no pienso que un individuo sea malo. Su comportamiento es malo, y debe pagar las consecuencias por lo que ha hecho, pero no me cabe que sea de origen malo. Creo que mi maestro, Paco, me diría que mi idealismo me está ganando (de nuevo) y que sí hay gente mala.
La historia que hemos vivido en la infancia, la manera en que contamos esa historia, forma nuestra actitud hacia la vida y las demás personas. Hoy hay una situación que me hace pensar en tomar venganza, de castigar a una persona por su “maldad” que sé que viene de la manera en que vivió su infancia, sus experiencias y carencias. De hecho quiero castigar a dos personas. Tengo derecho, ¿no? Me están perjudicando. Entonces me preparo para actuar. Me toca y me corresponde. Así funciona, ¿no?
No me quiero perder en mi disfraz de justiciera, entonces escribo. Y si ustedes reflexionan conmigo, tal vez yo tendré la fortaleza y sensatez que voy a necesitar para resolver una situación muy fuerte. ¿Me acompañan? Pienso que si los asesinos, los violadores, los torturadores, y los asaltantes hubieran tenido quien los acompañara... No sé, tal vez hubieran hecho lo mismo.
Sé que la sociedad debe castigar a quien incurre en crímenes, pero ¿qué pasa con las personas que sufren abuso y que no tienen recursos contra quienes abusan de ellos? Y ¿qué tanto debemos ser testigos de abusos sin reaccionar y accionar? Prefiero mantenerme lejos, pero ¿debo? ¿Puedo? ¿Cuáles serán las consecuencias para mí si decido alejarme y no hacer nada? Y ¿qué me dice que debo intervenir?
Estas situaciones son confusas hasta para el más sabio, que no soy yo. Si yo fuera consultante, mi yo terapeuta me diría que decidiera según lo que pienso que es lo correcto para mí, y para los demás. Y así vivimos muchos momentos en la vida.