“¿A poco tengo que aceptar las infidelidades? Dicen que tengo que aceptar el cambio. ¿Eso significa que todos van a ser infieles y aceptar infidelidades?”
Es difícil entender el concepto de “aceptar”. Una cosa es aguantar o tolerar una relación donde hay infidelidad, y otra cosa es aceptar que ya sucedió una infidelidad y que hay decisiones que tomar.
Acepto que he aumentado ocho kilos. No me gusta, pero es mi realidad en este momento y la acepto como tal. ¿Quiero quedarme con esos kilos y hasta agregarle más? No. Pero el hecho es que los traigo y que ciertas situaciones de mi vida, y mis decisiones, me trajeron a este punto. Aquí estoy y por hoy, así es mi vida.
Estoy en una relación con un hombre divorciado. Él tiene una exesposa y dos hijos con quienes tiene una relación desde antes de que yo llegara a su vida. Esa parte de su vida y el vínculo que tiene ese hombre con sus hijos y la madre de ellos no desaparecerá. Yo acepto que así es la vida de él. Me tendré que acomodar en su vida en el espacio que es mío. Si no me va, tal vez no querré estar en ese tipo de relación.
Tengo 67 años. Si un hombre llega a mi vida, tendrá que saber que está llegando a una vida hecha, a la vida de una mujer que tiene ocupaciones, hijos, nietos, negocios, preocupaciones, gustos, creencias, independencia. Claro que estaré dispuesta a mover ciertas cosas en mi vida en bien de la relación, pero no podré mover todo. “Aceptaré tener una relación contigo, pero no acepto ya que tomes vino tinto.” ¿Cómo te explico que no se va a poder? Es un ejemplo muy superficial.
La aceptación parece tener dos significados. En un caso es reconocer que algo es y existe tal y como es y existe. En el otro caso es acoplarnos a una situación que nos puede gustar o no. Acoplarnos no es obligatorio de ninguna manera, pero no podemos esperar que otro cambie porque a mi no me parece su proceder. Reconocer que una situación es de cierta manera en este momento, y que tal vez no tenga manera de modificarse...eso sí, hay que aceptar.