La aversión a informar es la sublevación de un elefante blanco

En la administración pública, se le denomina “elefante blanco” a un acto de autoridad pública que destina recursos financieros y humanos a una obra de infraestructura, programa, proyecto, bien o servicio
“La virtud de la política consiste en hacer del ideal del individuo una forma de vida social”
Roberto Mangabeira
Cuenta la historia que en la antigua Siam (ahora Tailandia) los elefantes blancos eran considerados animales sagrados; aquellos representaban el poder real y la notoriedad. Los reyes que pertenecían a Siam tenían la costumbre de regalar elefantes blancos a otros reyes y se dice que, mientras más elefantes tenía un rey, mayor era su prestigio. Sin embargo, también era una práctica que realizaban a sus enemigos para arruinarlos económicamente, ya que como eran sagrados, no podían obtener ningún beneficio tangible, por el contrario, debían invertir grandes cantidades de dinero en su cuidado y manutención.
En la administración pública, se le denomina “elefante blanco” a un acto de autoridad pública que destina recursos financieros y humanos a una obra de infraestructura, programa, proyecto, bien o servicio, el cual no genera beneficio socioeconómico, lo que significa que los costos superan a los beneficios, suele ser inadecuado, inconcluso o de utilidad obsoleta, ya que no resuelve el problema público para el que fue creado.
Desgraciadamente, muchos países, sobre todo en América, son proclives a idear este tipo de proyectos infames para corromper al sistema. Ejemplos muy estúpidos en México proliferan. Pero bajo las banderas de autonomía, transparencia, progreso, inclusión... etcétera se usan para hacer proyectos que terminan siendo elefantes blancos.
Y esa es la realidad, el mundo de ahora, se encuentra sometido al yugo de la dictadura, de la falta de alternativas; y en ese sentido va la práctica de un gobierno. Sencillo, si bien las ideas, por sí mismas, no pueden derrocar esta dictadura, tampoco es factible derrocarla sin ideas. México reclama -y muchos más- que las políticas públicas no ofrecen alternativas reales, inclusive se reclama por unas alternativas qué, en ese sentido, renueven el significado de la antigua idea progresista de mejores oportunidades para todos; necesidades morales y materiales.
El elefante llamado Instituto Nacional de Acceso a la Información se revela, se opone a transformarse o inclusive a empezar de cero. No es un fenómeno solo nacional, también en las entidades federativas este tipo de organismos sirven de paladines de una maquinaria vieja, pero afinada cada que le corresponde. Lo peor, si bien es cierto, así como en el país y en los estados, estos organismos solo sirven para robustecer el aparato burocrático, también en la actualidad no se cambia el tono. Con otro argumento, pero el gobierno federal, se reúsa a entregar información alegando que es inexistente o reservada. Esto también es la expresión de la intención que hizo el mandatario federal desde 2021.
La polarización mencionada y que perjudica a la sociedad, no soluciona nada. Podrán decir qué en dos décadas de creación del INAI (antes IFAI), sus actos y leyes han sido utilizados por académicos y periodistas para revelar asuntos de interés público; pero en lo particular me reservo el derecho de réplica, ya que considero que los asuntos han sido selectivos -como en muchos otros organismos-. Ahorita el INAI se encuentra entrampado en una controversia constitucional... dudo por ejemplo que en provincia se esclarezca el origen de facturas cuantiosas bajo el concepto de burritos o intereses de personas bajo el manto legal de adjudicación directa...
Abraham Alvarez
Abraham_AAR