La bioculturalidad: Biología y cultura, una mancuerna en pro del planeta y la humanidad

Opinión
/ 15 septiembre 2024

Hay términos que surgen, como el de sustentabilidad, que de pronto no se comprenden y que toman cartas de identidad y de uso global con los años. Ahora sustentabilidad es una palabra que emplean no sólo los académicos y los políticos, sino que ciudadanos promedio sabemos de qué se trata cuando la leemos o la escuchamos dentro de una narrativa. Y cabe aclarar que sustentabilidad no es lo mismo que ecología, aunque la contiene.

Por otro lado, mientras la biología es la ciencia que estudia los seres vivos y sus interacciones, la cultura es un conjunto de conocimientos que se manifiestan en la sociedad, pero que dependen del entorno de la vida. Biología y cultura van de la mano para interpretar a las civilizaciones que han existido; entre más vinculadas estén ambas, existe un mayor grado de salud en el planeta y en la humanidad.

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La bioculturalidad es un término que, aunque no es reciente, implica la interacción del hombre con la natura para desarrollar una cultura de identidad. No es posible desmarcar la cultura de la natura. Eso se puede observar históricamente en los pueblos originarios de México y en general del mundo. Por ello los mejores guardianes de la naturaleza son aquellos pueblos que fueron los dueños originales del territorio, porque en los recursos del medio ambiente, en el sol y en los satélites y astros encontraron a sus divinidades.

Llega el mestizaje y surge en los pueblos originarios el sincretismo que permite la convivencia de una nueva religión con sus creencias ancestrales. Es posible observar desde la etnografía biocultural la verdadera identidad de grupos humanos que comparten una lengua madre, tradiciones, música, danza, gastronomía, artesanía y usos y costumbres.

A nivel regional resulta muy importante la lectura de lo biocultural. En el norte pronto habrá una reunión en la zona núcleo del Área Natural Protegida de Maderas del Carmen, en Coahuila, para trabajar en el establecimiento de un corredor biocultural oso negro-jaguar, asociado a la conservación de estas especies animales y a la convergencia de personas de las comunidades, municipios y ciudades que son parte de un territorio en común para Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.

El turismo de naturaleza será clave para que haya una perspectiva de financiación por visitantes nacionales y extranjeros que sabrán potenciar la belleza escénica existente, además de las manifestaciones culturales presentes. Es innegable la pérdida de la biodiversidad con el aumento de la explotación en gran escala de actividades productivas, perdiéndose los servicios ecosistémicos. Por ello en la cumbre, que se realizará a finales del mes de octubre de este año, acudirán los secretarios de medio ambiente y los secretarios de turismo de las entidades federativas antes mencionadas.

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Para dar un enfoque y una metodología que permita diseñar un proyecto de corto, mediano y largo plazo, será el organismo de cooperación alemán GIZ que guíe las conversaciones lideradas por Philipp Schukat, Alejandro Callejas y Lorena Gudiño. Se contará con la presencia de Dolores Barrientos, representante del Programa de las Naciones Unidas en México y en Colombia.

La prospectiva de futuro que brinda lo biocultural permite contemplar paralelamente el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y el desarrollo cultural. No podemos conservar y fortalecer ninguna especie animal sin antes revisar la relación entre el hombre y la naturaleza.

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