Los datos económicos revelan la realidad cotidiana, independientemente de que la percibamos o no. También nos permiten descubrir si el discurso oficial o de los medios de comunicación son acordes con esa misma realidad y si han logrado influir en nuestra percepción de las cosas.
El pasado viernes, el Banco de México (Banxico) publicó las cifras de la balanza de pagos correspondiente al último trimestre del 2023, y con ello el panorama completo del acumulado para todo el año pasado.
TE PUEDE INTERESAR: Tres décadas: una historia que vale la pena contar
Con base en dicha información sabemos que la Inversión Extranjera Directa (IED) que ingresó al país durante el 2023 ascendió a 36 mil 58 millones de dólares (mdd), un aumento del 0.7% respecto a los 36 mil 312 mdd observados en el 2022. Es justo en este punto donde nos metemos al juego del manejo de cifras e interpretación de la información.
Como es normal y ha sucedido siempre, la Secretaría de Economía (SE) ya había anunciado con anterioridad la misma cifra que el Banco de México hizo pública el viernes. No obstante, en el informe de la SE se precisa que la variación anual respecto al 2022 era de un 2.2%, ya que en sus registros la IED en el 2022 ascendió a 35 mil 292 mdd. Uno supondría para ese entonces, aún no se disponían de las cifras revisadas del 2022, las cuales se ajustaron al alza.
En ese informe de la SE se establecía que, si se excluyen para el año 2022, un monto de 6 mil 975 mdd −provenientes de fusiones corporativas entre Televisa y Univision, así como de una reestructura corporativa de Aeroméxico− entonces el incremento en la IED para el 2023, habría sido del 27 por ciento.
Resulta normal que, ante operaciones anormales como estas, tanto los medios de comunicación como las mismas fuentes oficiales precisen este tipo de situaciones a fin de transmitir con claridad al público que, si bien los datos son correctos, su tendencia estacional para efectos de comparativos se ve distorsionada.
TE PUEDE INTERESAR: Lecciones argentinas: una advertencia sobre líderes populares con soluciones mágicas
El tema aquí es cómo el Gobierno sí sale a aclarar dicho punto este año, pero no lo hizo cuando el año pasado anunció con bombo y platillo un incremento de dos dígitos en las cifras de IED del 2022 frente al 2021. El manejo de los datos y las excepciones a modo.
Por último −y quizá el lado más crudo y duro de la historia−, es que mientras en el discurso político, en el ámbito de los negocios y en la opinión de analistas, se afirma que tenemos frente a nosotros la oportunidad de oro que ofrece el nearshoring, el aumento del 0.7% en la IED, frente al crecimiento del 3% observado a nivel mundial en este rubro, evidencia claramente que aún falta por mucho por hacer y que el tren de las oportunidades puede pasar de nueva cuenta frente a nuestras narices, sin hacer nada para subirnos en él.