Lecciones argentinas: una advertencia sobre líderes populares con soluciones mágicas
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Argentina es uno de esos casos que bien vale la pena seguir a detalle. No precisamente por ser un ejemplo de prudencia en el manejo de la política económica, sino justamente como una referencia de lo que no se debe de hacer si lo que se quiere es evitarse una crisis de proporciones mayúsculas.
Tanto en el tema político como en el estrictamente económico, las lecciones que deben de tomarse son bastante fuertes y representativas.
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En lo político se vuelve a demostrar por enésima ocasión que no existen soluciones mágicas y que todos aquellos líderes populares, que no hacen sino más que ofrecer la tierra prometida con soluciones fáciles, acaban no sólo embaucando a los ciudadanos, sino lo que es peor, arruinando el bienestar de miles de familias. La evidencia histórica es contundente y muy fría, no hay ningún caso en la historia de alguna nación que haya conseguido un crecimiento sostenido en el tiempo bajo este tipo de políticas.
Cuando nos adentramos en el terreno económico, las medidas que implementaron en las últimas dos décadas los mandatarios argentinos pueden servir perfectamente como casos de estudio en los libros de texto para comprender qué tipo de políticas tomadas a lo largo del tiempo van gestando una crisis económica.
Argentina fue acumulando malas decisiones que van desde la irresponsabilidad fiscal, al depender adictivamente de déficits fiscales que contribuían a un mayor endeudamiento del gobierno, hasta la elección de regímenes cambiarios controlados y, en su momento, hasta la dolarización. Si a ello le sumamos las restricciones impuestas en materia de comercio exterior, queda claro que la economía sudamericana cada vez apretaba más la camisa de fuerza a la que se sometía.
La acumulación de cerca de 15 ejercicios fiscales con déficit público, que en años anteriores llegaron a representar el 10 por ciento del PIB, es una muestra de la irresponsabilidad fiscal que comprometió la estabilidad de las finanzas públicas. Además, sobra decir que la implementación de un régimen cambiario múltiple con paridades cambiarias diversas, según el sector de la población o actividad económica, ha mostrado históricamente ser un reflejo nítido del caos que impera en el mercado y de ocurrencias políticas que pretenden esconder la realidad.
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Si a ello le sumamos la paranoia de administraciones anteriores por someter al banco central argentino a sus caprichos y desdeñar las recomendaciones y sugerencias de organismos internacionales, ya es posible comprender lo que los argentinos se encuentran padeciendo en estos momentos.
Llegó el momento de solucionar los excesos del pasado. Tarde o temprano este momento llegaría. La medicina se sabe que va a ser muy amarga y dolorosa, pero muy necesaria y el único remedio para revertir el daño causado.
Economista y Catedrático de la Facultad de Economía de la UAdeC