La primera presidenta en el marco del 8M; retos en materia de género
Por primera vez en la historia de nuestro país, se elegirá una presidenta. Y no, no es falta de respeto dejar a un lado al candidato de Movimiento Ciudadano. Será Claudia Sheinbaum o Xóchitl Gálvez.
A propósito del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, cuando surgen infinidad de datos que hablan sobre los avances o retrocesos en torno a la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, es necesario poner en perspectiva la importancia de este hecho simbólico.
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Para comenzar, hay que señalar que el hecho que una mujer sea quien tome las riendas de este país no garantiza que su gobierno sea feminista o mucho menos garantiza honestidad, seguridad o políticas públicas eficientes y transversales.
Ejemplos sobran: las gobernadoras que han defraudado a sus votantes o las diputadas que llegan por cuota de género y siguen levantando la mano por órdenes del jefe político, sin importarles otra cosa que simplemente quedar bien y cumplir con la línea.
Por eso hablar de que se tendrá la primera mujer presidenta representa hablar de retos.
Retos en materia de seguridad: según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) se han registrado 5 mil 561 presuntos feminicidios desde 2018 y 16 mil 562 mujeres víctimas de homicidios dolosos.
Pero el asesinato de una mujer es la cúspide de la violencia feminicida. Antes se presentan otras violencias. Por ejemplo, desde el 2018 se documentaron 385 mil 703 presuntas víctimas de lesiones dolosas en el país, un promedio de 176 mujeres lesionadas dolosamente cada día. Es más, son 7 casos cada hora en el país.
También hay registro de 2 mil 968 presuntas víctimas mujeres de trata de personas desde el 2018.
No obstante, muchas de estas cifras se contabilizan porque llegan a una denuncia. Por ejemplo, según el SESNSP, de acuerdo con llamadas de emergencia al 911, de 2018 a 2023 se recibieron un millón 597 mil 205 llamadas de emergencia relacionadas con incidentes de violencia contra la mujer. Esta cifra significa que cada día se reciben 729 llamadas de emergencia por una mujer, 30 llamadas cada hora.
¿Y las niñas? Desde el año 2018 se han presentado 9 mil 391 víctimas mujeres de corrupción de menores en el país.
AL TIRO
El género no debe ser utilizado como una estrategia electoral. Ser mujer, en la actual estructura y dinámica política, en este contexto de partidocracia de intereses cupulares, no garantiza buen trabajo, no garantiza políticas en favor y defensa de la mujer.
La próxima presidenta tendrá muchos desafíos. No es sólo disminuir las estadísticas de violencia, feminicidios, homicidios o agresiones sexuales. No es sólo disminuir brechas laborales o salariales.
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Las estadísticas de violencia a la mujer reflejan el fracaso. A esto hay que sumarle otro fracaso: el acceso a una justicia expedita y con perspectiva de género.
La agenda de las candidatas no basta con poner por delante el hecho que son mujeres. Se requiere una agenda que vaya paralelo al contexto y necesidades. Se necesita reconocer el fracaso en materia de prevención y justicia hacia las mujeres.
Se necesita darles la cara a las madres de desaparecidos, a las madres de los niños con cáncer o las madres de víctimas de feminicidio o las madres de víctimas de la violencia.
Convertirse en la primera presidenta no garantizará nada. Se necesita más que eso.