Las ciudades inteligentes como fórmula para la sostenibilidad ambiental, económica y social

Opinión
/ 17 noviembre 2024

Las ciudades son una combinación de materia e historia. Ellas deben ser espacios para convivir. En los últimos años, con la evolución de la ciencia y la tecnología, se les ha añadido el calificativo de inteligentes. ¿Pueden ser inteligentes las ciudades?, ¿a qué se refiere ese elemento? Este modelo se debe analizar desde la perspectiva del derecho a la ciudad y los derechos humanos.

En el contexto jurídico existen numerosas regulaciones en torno a las ciudades, de carácter estatal y a nivel internacional. Entre ellas, se encuentra la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad. Se trata de un documento dirigido a fortalecer los procesos, reivindicaciones y luchas urbanas. Para este instrumento la ciudad es un espacio colectivo culturalmente rico y diversificado que pertenece a todos sus habitantes (artículo I.3).

TE PUEDE INTERESAR: El impacto de los conflictos armados en el medio ambiente

La Carta en referencia establece un derecho, que es el derecho a la ciudad, el cual corresponde a todas las personas sin discriminaciones de género, edad, condiciones de salud, ingresos, nacionalidad, etnia, condición migratoria, orientación política, religiosa o sexual (artículo I.1). Dicho derecho tiene un carácter interdependiente, por lo que incluye a los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales (artículo I.2).

En el marco de lo urbano y del derecho referido, así como de la evolución de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), es pertinente situar a la figura de las ciudades inteligentes o smart cities. Se trata de espacios urbanos en los que convergen las TIC (por ejemplo: Internet), la innovación, la creatividad, la participación de la ciudadanía y los recursos de la Administración Pública.

La conjunción de esos aspectos pretende hacer más eficiente el uso de la electricidad y el agua en las ciudades. Esa mezcla también persigue aprovechar la utilización de los vehículos, a través de propuestas como el automóvil compartido. Además, se procura emplear los recursos más actuales en la construcción de infraestructuras y edificios, así como modernizar las que existen.

En México, varias urbes pueden encuadrar en esta clase de ciudades o poseen elementos de ellas, como son la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Puebla y Tequila.

Aunado a lo anterior, existe una relevante vinculación entre las ciudades inteligentes y los derechos humanos.

Por lo que respecta a los derechos individuales, se encuentran: el derecho de acceso a Internet, que permite acceder a dicha red de telecomunicaciones para interconectar infraestructuras, recibir servicios y expresar ideas u opiniones; el derecho a la participación ciudadana, que supone la posibilidad de formular propuestas o iniciativas, de manera individual o colectiva, sobre temas asociados a las ciudades.

Asimismo, están el derecho al libre tránsito, respecto a la facultad para circular por las ciudades, en entornos de calidad; y el derecho a la seguridad personal, el cual implica que este modelo urbano no puede colocar en riesgo la seguridad e integridad de las personas.

Finalmente, dentro de esa categoría se encuentra el derecho a una buena Administración Pública. Esta figura engloba otros subderechos, como acceder a la información pública, presentar peticiones y recibir cuentas públicas; y algunos deberes, como la transparencia administrativa, el trato respetuoso, pronto y cordial por los servidores públicos y la responsabilidad patrimonial del Estado.

Por otro lado, desde la óptica de los derechos colectivos corresponde señalar el derecho al agua, pues donde no existe agua difícilmente podrá evolucionar una ciudad; y el derecho a la protección del medio ambiente, en virtud de que las ciudades inteligentes no se pueden configurar en perjuicio de un ambiente sano y sostenible.

Hoy en día, una parte importante de la población mundial vive en ciudades. Se prevé que para las próximas décadas este fenómeno persista. Por esa razón, es muy importante que quienes gobiernan y las personas que representan al sector privado centren su atención en el desarrollo equilibrado de las ciudades.

La clave para conseguir la armonía entre la existencia de las ciudades y el desarrollo de las personas se halla en la sostenibilidad ambiental, económica y social. Ello implica que las ciudades puedan mantenerse sin agotar sus recursos. Desde ese plano, las ciudades inteligentes se perfilan como un medio para conseguir tales objetivos.

TE PUEDE INTERESAR: Ciudad y pertenencia. Un vistazo al Ágora ateniense

En el marco del Día Mundial de las Ciudades, que se festeja cada año el 31 de octubre por decisión de la Asamblea General de la ONU, es oportuno recordar los elementos de este proceso. En el presente año 2024, el objetivo de ese acontecimiento consistió en mostrar el papel crucial de los gobiernos locales y los jóvenes para hacer frente a los desafíos climáticos urbanos.

La conjunción de lo urbano, el derecho y las TIC, para configurar ciudades inteligentes, debe llevar a la promoción y protección efectiva de los derechos humanos. El fin de esos escenarios debe ser las personas. Por eso es fundamental comunicar a la ciudadanía y a la sociedad la vinculación de las ciudades inteligentes a los derechos humanos y que ellas, sin duda, son un espacio para su desarrollo y el ejercicio de sus derechos.

X: @jrbelandria

El autor es Investigador del Centro de Derechos Civiles y Políticos de la Academia IDH

Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM