Los jóvenes Z

Opinión
/ 8 febrero 2025

Madre mía... después de que me eché un clavado para informarme al respecto, me quedé primero con cara de “...Ah... pues sí”... Inmediatamente cuatro de mis cinco nietos –la número cinco es una bebé de apenas dos meses– se apostaron en mi cabeza. Ellos son de la generación Z. Quizá si hubiera continuado en mis tareas académicas, que recuerdo con tanto cariño, estos jóvenes nacidos entre 1997 y 2012 serían parte de mi cotidianidad.

Se trata de un conjunto de personas que NACIERON en la época digital y desde niños empezaron a contemplar el mundo a través de una pantalla. Mi generación creció con el papel, con los libros. Con un solo movimiento de dedo se transportan a donde les viene en gana, quizá por eso su curiosidad ante la vida, es extraordinaria. No son conformistas, indagan, preguntan, se informan, son contestarios, les apasionan los temas sociales. Por supuesto me refiero a rasgos generales, sin que esto signifique que no sea relevante su individualidad, están bien conscientes de sus derechos. Los eventos históricos vividos –crisis económicas, daños medioambientales, pandemias- y la manera en que ahora se cría a los hijos, sin duda que tienen una influencia sustantiva en su conducta y visión del mundo que los rodea.

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Estos jóvenes zillennials nacieron con un celular adosado a su existencia. Adoran las aplicaciones digitales, su realidad está vinculada a ellas. Son su “hacha y su machete” como decían en mis tiempos, es decir, su instrumento para conectarse, para ser parte de. Están vinculados emocionalmente a sus celulares, a sus tabletas y al internet inalámbrico de alta velocidad. Están convencidos de que con una app resuelven cualquier problema y de que les facilita la vida. Son los compradores número uno de aparatos electrónicos.

Esta generación Z está en un momento en que va a concluir su carrera universitaria o bien buscando empleo, y los más jóvenes ante el dilema de definir qué van a estudiar. En México, de acuerdo a datos del INEGI, esta generación representa más de 30 por ciento de la población, con más de 40 millones de mexicanos. Nada más para darnos idea del número, es el equivalente a la que existe en América Latina y en el mundo, ergo, estamos ante una de las generaciones de mayor población en el planeta y que hoy ya tiene poder adquisitivo. Según estudios realizados, se autodefinen como muy trabajadores, siempre y cuando estén motivados, haya flexibilidad laboral y beneficios que estimulen la competitividad. Entienden el trabajo como una experiencia en la que tienen la oportunidad de desarrollarse, disfrutar y pasársela, en lenguaje coloquial, atm... perdón por el francés. Hay que trabajar para vivir, pero... pero... no vivir para trabajar.

En su esquema, se valoran principalmente las competencias digitales, pero también la creatividad, la oxigenación, el dinamismo, en lo que constituye su modus vivendi. Sueñan con realizar una carrera laboral exitosa y alcanzar posiciones de liderazgo directivo y gerencial; se inclinan por un proyecto de carrera dentro de una empresa, sustentado en el desarrollo de habilidades, en el logro de metas y –esto es muy significativo– en el prestigio derivado de impactar en el ambiente social. No obstante, su naturaleza innata de emprendedores lleva a algunos a estimar que ni siquiera les hace falta estudiar para ser exitosos.

Por otro lado y dentro de la misma tesitura de estar echados “pa” delante, esta Generación Z le apuesta a crear sus propias empresas. Y esto se explica ¿cómo? El haber crecido en un mundo que no los ha hecho tener seguridad económica los lleva a planificar su futuro profesional con los pies bien puestos sobre la tierra. Asimismo, le dan sitio de privilegio a la atención que se deben como personas. Tiempo para ellos, algo que en esta época se ha ido marginando. Hay mucha orfandad con padres vivos, muchos de ellos lo han vivido en carne propia.

Cabe agregar que cuatro de cada 10 de estos muchachos participan en una actividad como voluntarios, con base en sus convicciones. Y si van a trabajar para una empresa buscan una acorde con esta forma de pensar. El 93 por ciento tiene planes de estudiar un posgrado, proporción de la cual el 74 por ciento, si tiene oportunidad, lo haría en el extranjero; adicionalmente, el 44 por ciento señala que prefiere vivir y trabajar en otro país para tener una experiencia internacional.

Otro ámbito, el del consumo. Para ellos no es relevante la marca de lo que adquieran, lo que define su compra es que se adecúe a sus necesidades. Están hartos de los logos. Hay un porcentaje pequeño, según lo que leí, que se deja llevar por lo que hablen al respecto del producto, personajes famosos. En nuestro país este grupo demográfico se conforma con 52 por ciento de hombres y un 48 por ciento de mujeres.

En términos de educación, el 32 por ciento de estos jóvenes ha completado la educación secundaria superior, lo que les permite acceder a estudios universitarios. Los zillenials mexicanos prefieren vivir en comunidades pequeñas. Un 37 por ciento radica en el área rural o en ciudades pequeñas, a diferencia de la población promedio. Otro apunte, el 80 por ciento habita viviendas de alquiler, en apartamentos el 69 por ciento y en casas solo el 32 por ciento. Muchos de estos jóvenes vienen de familias con ingresos anuales del tercio más bajo de la distribución de ingresos del país. De ahí su pragmatismo en la forma en que gastan. Sí se ocupan de ahorrar.

Esta generación Z tiende a relacionarse con personas con las que tiene intereses en común, esto es natural, pero lo más destacable, y de verdad que lo aplaudo, es buscar soluciones, EN EQUIPO, al problema que les aqueja. Nadie es todólogo. La odiosa arrogancia del “yoyo” ha ido desdibujando nuestra naturaleza gregaria. Por otro lado, hay dos prioridades contundentes en los zillennials mexicanos, el éxito como personas y la seguridad, y una tercera que es el aprendizaje continuo. Además, un 30 por ciento de esta generación, se identifica con posturas políticas de derecha, un número ligeramente superior al promedio nacional.

Y volviendo al tema laboral, este importante grupo de nuestro México valora cada vez más la flexibilidad en los horarios de trabajo. Un 78 por ciento prefiere el trabajo híbrido, es decir, días de trabajo a distancia y presenciales. En cuanto al uso de redes sociales, la más usada es el TikTok (74%) y la red social más popular, según lo que leí, es Facebook. Escuchar la radio no está en su radar. Solo al 35 por ciento le preocupa la violencia y los disturbios públicos que ocurren en el país y nomás al 19 por ciento le angustia no tener para pagar sus facturas.

Hay más que decir, pero el espacio manda. Lo que me queda bien claro es que hay que escuchar, no oír, las inquietudes de estos jóvenes, permanentemente, como padres de familia, como maestros, como gobierno, como empresa, y poniendo por delante el respeto y la voluntad de conjugar en plural. Al final del día, México será el país que ellos definan. “Sabia virtud de conocer el tiempo...”, como dice el soneto de Renato Leduc.

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