Museos en Coahuila: venga a disfrutarlos...

Opinión
/ 1 febrero 2025

El domingo de la semana pasada tuvo lugar un encuentro mágico, quienes asistimos escuchamos con deleite la interpretación de música que tiene que ver con el alma de México. Impecable la armonía de los instrumentos que se conjugaron para abrirle las alas al pasado, al presente y al futuro. ¿Cómo ve, estimado leyente? La Orquesta Filarmónica del Desierto de Coahuila nos regaló danzones y boleros. Las sumas que nacen de entendimientos comunes valen oro puro. Esto es muy significativo. El ejercicio de la política comprometido con las causas públicas, con su razón de ser, que es servir de instrumento para generar bien común, produce frutos muy dulces.

“No solo de pan vive el hombre”, reza el proverbio ancestral que destaca en el Deuteronomio. Y efectivamente, el ser humano es materia y espíritu. Atender ambos es responsabilidad de un buen gobierno. Los buenos gobiernos generan oportunidades para que la gente viva acorde a su dignidad de persona. Coahuila, según las últimas evaluaciones del Coneval, es la entidad federativa que menos población pobre y vulnerable tiene, destaca asimismo en seguridad social, empleo formal e ingreso estable. La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública indica que somos el tercer estado más seguro de México. A Piedras Negras como la ciudad fronteriza más segura del país y la segunda más segura de México, a Saltillo la ubica como la ciudad capital más segura de nuestra república. Esto se traduce en mejor calidad de vida para su población.

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Vuelvo al domingo, con el que inicié mi texto. Escuchamos danzones y boleros. Ambos géneros musicales llegaron de Cuba. El danzón, a mediados del siglo XIX, por Yucatán y Veracruz. Y le comparto un dato bien interesante, el primer danzón mexicano lo compuso Juventino Rosas, sí, el autor del vals Sobre las olas, en 1883, lo llamó Flores de Romana. Músicos de la isla, como Benny Moré, Dámaso Pérez Prado –lo conocí en persona– lo hicieron popular en nuestro país. Este ritmo cadencioso, cálido, con reglas para ser bien bailado, es un activo cultural hasta la fecha. Lo bailaron los bisabuelos, los abuelos, los padres de muchos de nosotros. Se escucha en nuestros días. En el puerto jarocho es una tradición, jueves, viernes y sábado se ve a las parejas derrochando maestría, estilo, en la plaza principal. Es todo un espectáculo. El danzón llegó para quedarse. Es tan mexicano como cubano. El domingo la OFDC nos ofreció, entre otros, Teléfono a larga Distancia y el clásico, Nereidas.

El otro ritmo invitado fue el bolero. También venido de Cuba. El primer bolero cubano, Tristezas, de la autoría de José Pepe Sánchez. Se trata de un ritmo suave, bailable, con letras melancólicas, románticas, muy sentidas. También encontró en México tierra fértil para su arraigo y florecimiento. Agustín Lara es uno de sus creadores más emblemáticos, y más delante, Roberto Cantoral y Armando Manzanero. Sus primeros años estuvo confinado a tugurios, bares y cantinas, pero fue escalando en el gusto de la sociedad mexicana. La radio fue definitiva para expandirlo, en septiembre de 1921 la XEW, una de las primeras radiodifusoras nacionales, le dio el espaldarazo y lo impuso en el país y en el mundo.

Bajo su égida destacaron los tríos musicales como los Panchos, los Tres Ases, los Dandys, los Tres Caballeros, los Tecolines; orquestas y boleros bailables con la Sonora Santanera, Pérez Prado; boleros rancheros con Pedro Infante y Javier Solís, el bolero romántico en una versión más moderna, con Luís Miguel. Y por supuesto, Lucho Gatica, José José, como intérpretes inolvidables. Y antes, el Bésame Mucho de Consuelito Velázquez. Que tiene el récord de ser la canción mexicana más escuchada en todo el mundo. No recuerdo de quien es la frase, pero palabras más, palabras menos, expresa que el bolero fue la respuesta del pueblo de a pie a la ópera. Pues será el sereno, es bellísimo. La música pervivirá mientras el hombre exista sobre la faz de la tierra. Coahuila no es ajena, vamos a multiplicar esfuerzos, estamos en ello, para que así suceda. Bienvenida la fusión de géneros.

Y en la misma tesitura, queremos que los museos en Coahuila se conviertan en espacios en los que personas de todas las edades se encuentren con su historia en común, que cobre vida y sentido lo que en ellos se exhibe, que acudir a ellos y recorrerlos sea una experiencia inolvidable, que los hagan suyos. Los museos, subrayo, son sitios en los que se recopila, preserva, interpreta y se muestran objetos de importancia artística, cultural o científica, que sin duda enriquecen los conocimientos de quienes los visitan, pero también trasmiten emociones, sensaciones de bienestar, incluso de reforzamiento de autoestima.

En los museos se entretejen historias, si, en cada objeto se cuenta una, el reto es transmitirla a quienes los visitan. Hay obras, como por ejemplo, una pintura, puede hablar por sí misma, una habitación, una silla en la que se sentó un personaje histórico. Las sonrisas, el brillo en los ojos, es una maravilla, ya se dio una conexión. Queremos ofrecerles a los coahuilenses museos interactivos. Que el visitante viva experiencias increíbles que reten sus conocimientos, sus sentidos y su capacidad de asombro.

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Aspiramos a que los niños aprendan divirtiéndose y a que los adultos dejen de lado sus preocupaciones cuando visiten nuestros museos. Esta semana iniciamos nuestro programa en Saltillo, en el Museo de la Revolución Mexicana, tuvimos como visitantes distinguidos a los pensionados. Estamos convencidos de que tenemos que mover por dentro al visitante, que por ejemplo, su percepción sobre un personaje histórico deje de serle ajena y se convierta en un compatriota entrañable cuyo valor cívico cambio el rumbo de la historia, y sea motivo de inspiración de los mexicanos de todos los tiempos. La democracia se nutre de participación ciudadana. Necesitamos sacudirnos la apatía y la indiferencia, los museos están que ni pintados para ello.

Queremos museos vivos, en los que ocurran conversatorios sobre los grandes temas del siglo XXI, como son la inteligencia artificial, el cambio climático, la migración, y los que usted sugiera. Presentaciones de libros, ensambles musicales, lecturas de ensayos y poesía, exhibiciones de pintura, de escultura, puestas en escena, canto, danza, en fin, todo eso que nos vincula como seres humanos, y que no debemos permitir que se nos olvide. Están a nuestro alcance, convirtámoslos en el Ágora de nuestro tiempo. Reaprendamos a comunicarnos

Cordialmente invitados.

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