“Mi nombre era Eileen”/”Good Boy”
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Sin lugar a dudas, el mejor estreno en cines de la semana es la precuela “Furiosa”, el más reciente capítulo de la saga de “Mad Max”, de George Miller, estrenado en estos días en Cannes.
Y es que a diferencia de semanas pasadas cuando estrenos alternativos como los del documental “Frida”, de Carla Gutiérrez, y “El hombre de los sueños”, de Kristoffer Borgli, fueron mucho mejores opciones que las muy publicitadas superproducciones hollywoodenses, este fin de semana junto a “Furiosa” comparten salas en México una película independiente norteamericana y una producción de manufactura sueca cuyas premisas y desarrollo pintaban muy bien pero cuyas resoluciones las terminan de hundir.
La primera de ellas fue rebautizada en nuestro país como “Mi nombre era Eileen” (“Eileen”) y ubicada en los años 50 se centra en una joven llamada Eileen Dunlop (Thomasin McKenzie, de “Jo Jo Rabbit”), quien aunque es mayor de edad es codependiente de un padre enfermo y sobreprotector (Shea Whigman) y ha desarrollado por lo mismo una personalidad introvertida y cohibida hasta que en la prisión donde trabaja de asistente en el área administrativa llega una psicóloga llamada Rebecca (Anne Hathaway), con quien establece una amistad que no solo la anima a abrirse socialmente sino a incitarla a ser una mujer “de armas tomar”, con todas las consecuencias que esto conlleva.
Dirigida por William Oldroyd, recordado por la mejor lograda “Lady Macbeth”, del 2016, “Mi nombre es Eileen” cautiva desde sus inicios por la atmósfera intimista que la rodea teniendo como base la ambientación y la fotografía de la época que, cuando menos en un principio, nos recuerdan clásicos de aquella década realizados por el maestro de origen alemán Douglas Sirk, pero tristemente hacia su clímax, y de alguna forma “vendiendo trama” con el título impuesto en México a la manera de “Un final inesperado” (Ridley Scott, 1991), se queda a medias de lo que fue poniendo sobre la mesa incluyendo a una hipnótica Anne Hathaway en rubia y un personaje poco abordado dentro de su filmografía.
Todavía peor es el caso de “Good Boy”, filme dirigido por el cineasta sueco Viljar Boe (“Til Freddy”), el cual debe su título a que al momento en que el multimillonario y atractivo Christian (Gard Lekke) conoce a la estudiante Sigrid (Katrina Lovise), a través de una aplicación de citas, la ensoñación por un aparente perfecto “príncipe azul” se borra de golpe cuando descubre que el “Good Boy” con quien Christian vive no es otro que Frank (Nicolai Narvesen), un hombre que se disfraza y actúa constantemente como un perro.
Teniendo antecedentes para quienes gustan de este género de muy innovadores exponentes de la cinematografía sueca o danesa uno espera con “Good Boy” llevarse otra grata sorpresa en ese sentido, pero la resolución es todavía más desafortunada que la de “Mi nombre es Eileen” del género del terror o del thriller.
Comentarios a: galindo.alfredo@gmail.com; Threads: Alfredo Galindo; X: @AlfredoGalindo
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