Mirador 13/06/2023
Esta avecilla tiene un nombre sonoro. Se llama pájaro madrugador.
Es pequeña, apenas un poco más grande que un gorrión. El macho es de color grisáceo con un leve tono amarillo en las plumas del pecho. La hembra es toda gris.
El pájaro madrugador es el primero cuyo canto se oye. Lo escucho desde mi cuarto en la casa del Potrero y sé que ya va a amanecer. Una insinuación de luz entra por la ventana. Empieza un nuevo día de Dios.
¿Fue él quien le pidió al pájaro madrugador que madrugara? No lo sé. Pero el pajarillo cumple su misión. Y yo le doy las gracias. Quizá si no cantara la noche no se iría.
Todos tenemos una tarea que cumplir. Si la cumplimos como se debe mereceremos nuestro sitio en el mundo. La humilde mujer que barre bien es un ser humano mejor que el poderoso señor que actúa mal.
Escucho al pájaro madrugador, que madruga para hacer su trabajo.
Yo salgo a hacer el mío. Si lo hago como él mereceré que cante para mí.
¡Hasta mañana!...